Francisco Parra Olaiz, pintor
Francisco Parra Olaiz, originario de Tepic, ha dedicado parte de su vida a pintar obras de arte, y en esta edición de La Senda, les comparte a los lectores su experiencia como artista.
“Nadie nace enseñado”
“Creo que se nace con algún talento, y con perseverancia y dedicación se pueden lograr cosas que aparentemente nunca se pensó que estuvieran al alcance. Yo soy autodidacta, nadie nace enseñado”.
“El maestro me sacó de la clase”
“Nací en Tepic, en la calle Puebla, donde antiguamente estaba la botica Morelos. De niño me tocó ser acólito en Catedral y en el templo de la Santa Cruz de Zacate. Empecé a pintar desde pequeño, en cuarto año de primaria. A la directora del colegio Morelos le llegaron unas fotografía de unos automóviles y me pidió que los dibujara, se expusieron a fin de año y recibí muchas felicitaciones.
Cuando estaba en la secundaria agarré el lápiz e hice el retrato del maestro y mis compañeros me lo arrebataron; al darse cuenta, el maestro me sacó de la clase. Al final del curso escolar, un día fui a su casa y vi que tenía enmarcado en la pared el retrato que le hice”.
La pintura, tras jubilarse, más que una afición
“Actualmente radico en Ciudad Obregón, Sonora, y estoy jubilado de Petróleos Mexicanos. A un año de jubilarme me llevé a la oficina mi caballete, lienzos y pinturas, e hice un cuadro con unos paisajes del norte. Las personas lo veían y les gustó mucho; ese fue mi primer cuadro formal, aunque solo era un hobby, yo era un aficionado. Me jubilé a los 54 años de edad, con 34 de servicio, y a partir de ese momento empecé a pintar con mayor frecuencia. Pinté un cuadro grande –que tengo en casa– de la sierra de Sonora”.
Don Francisco poco a poco se dio a conocer; cuenta una de sus anécdotas: “En una ocasión tenía un cuadro de un lacustre y la flora consistía en una arboleda y una hierba como zacate que se refleja en el agua, con hojas flotando. Yo no vendía cuadros, pero llegó un matrimonio que lo vio, le encantó y lo compró”.
Paisajes de memoria
Don Francisco platicó que en sus pinturas ha plasmado gran variedad de horizontes: “He pintado paisajes lacustres de Nayarit, y aquí en donde vivo actualmente me ilustro con el paisaje sonorense. A pesar de que es semidesértico, he aprendido a conocerlo, con su flora característica, que cuenta con más de cincuenta variedades distintos árboles y cactáceas. He plasmado arroyos, barrancos, flora, como nopales, choyas o helechos”.
Cada uno de los cuadros de don Francisco es original, los paisajes que plasma son recuerdos: “Dios me dio muy buena memoria y no necesito tomar fotografías; por ejemplo, cuando mis amigos y yo salimos a lugares donde existe la flora típica el estado, mientras ellos comen yo busco la caída de la luz a través de las ramas y las plantas, para después pintar eso en mis cuadros.
Una de las obras que más me ha gustado es un cuadro con un paisaje del norte de Sonora; por ese cuadro obtuve un galardón en la ciudad de Guadalupe, Nuevo León”.
El óleo, técnica que requiere paciencia
Para don Francisco un pintor siempre va acompañado de un caballete, pinceles, lienzos y los colores básicos para hacer combinaciones de colores. A este respecto dijo: “Por ejemplo, el color verde tiene muchos matices, es uno de los que implica más retos al plasmarlo en los follajes. Un pintor en instantes toma decisiones, o sale bien o sale mal –resaltó–, por eso me emociono mucho cuando empiezo una pintura y voy al 60 por ciento de un cuadro; voy buscando los errores y corrigiéndolos, el óleo permite eso y la acuarela no”.
El óleo es la técnica que más utiliza: “Con el óleo tienes que ser paciente, y así se van plasmando las características de la naturaleza lo más realista posible”. Don Francisco ha tenido exposiciones en Tijuana, Guadalupe, Nuevo León y en Monterrey; también una televisora lo entrevistó en su casa acerca de su pequeña galería, y tiene invitaciones pendientes para exponer en la Casa de la Cultura, la Biblioteca Pública Municipal y el Tecnológico de Sonora. Hay cuadros suyos en diversos lugares como Francia, Estados Unidos, Tijuana, Baja California, Nogales, Ciudad Obregón, Tepic, Guadalajara, Monterrey y Querétaro.
“Donde yo esté, nunca te voy a olvidar”
“Para mí es una satisfacción muy grande que me procura paz, pintar es contra el estrés, y otras cuestiones que lo pudieran tener a uno aburrido o molesto. Es una actividad relajante, por eso pinto. Un día sufrí un accidente en carretera y quedé por un tiempo lastimado, la pintura me sirvió mucho de terapia ocupacional; muchos amigos que me conocen de antaño me dicen, ‘Buena ocupación la que tienes, es relajante”. Además me transporto a los lugares que pinto: el llano, la sierra y los arroyos”.
Don Francisco dijo que sus hijas también se dedican a pintar, pero ellas han tenido más herramientas universitarias, y algunos de sus nietos también se han inclinado por este arte. Comentó que actualmente continúa pintando: “Estoy pintando un cuadro pasado de 1.20 de ancho, eso me llevará un mes aproximadamente de trabajo y de distracción, me garantiza 30 días de no ver televisión ni nada de eso, me relaja”.
Para concluir la entrevista, recalcó: “Me acuerdo mucho de mi estado natal y nunca me he olvidado, para mí es un paraíso por su vegetación, siempre estoy soñando con ir frecuentemente, me quedan pocos parientes, y como dice el corrido de Nayarit, ‘donde yo esté nunca te voy a olvidar’”.
Irma Patricia Valdez Parra
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