Hoy celebramos alegremente la proclamación del Plan Diocesano de Pastoral. Es un paso significativo y de gran importancia en la historia de nuestra Iglesia local de Tepic, que celebra su 119 aniversario de haber sido erigida por el Papa León XIII.
El dinamismo entusiasta que provocó la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y Caribeño, celebrado en Aparecida, Brasil, lo hemos experimentado y así hemos trabajado en la elaboración de nuestro primer Plan Pastoral en la Diócesis.
En dicha Conferencia se nos invita a una renovación, a una revitalización de la Iglesia: “La Iglesia está llamada a repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia su misión en las nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales… Se trata de confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigada en nuestra historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo, que suscite discípulos y misioneros” (DA 11).
Para esto “necesitamos un nuevo Pentecostés” (Cfr. DA 548), lo necesitamos en nuestra Diócesis, un Pentecostés como aquél que vivieron los discípulos con María en el Cenáculo, cuando el Espíritu Santo prometido por Jesús, se derramó sobre esa comunidad incipiente y salieron a predicar. Nació la Iglesia bajo el Espíritu Santo y comenzó a realizar su misión (Cfr. Hch 2, 1-4).
¡Qué agradable es llegar a celebrar los 2 años de trabajo eclesial, en que muchos laicos y laicas, comunidades religiosas y presbiterio, bajo la guía del Espíritu Santo, nos lanzamos a elaborar un Plan Pastoral!
Aquella voz común de sacerdotes, de religiosas y de laicos que escuché al llegar: “necesitamos un Plan Pastoral en la Diócesis” la hice mía, descubriendo en esa voz la de nuestro Padre. ¡La Diócesis lo necesitaba! “Hágase tu voluntad”.
En el año 2005 la Diócesis terminó su primer Sínodo, en el que diseñó las líneas de conversión y de acción pastoral; pero requería de un proyecto que diera cauce a su vivencia evangélica y a su acción evangelizadora.
Era imperativo dar cabida a la elaboración del Plan Pastoral, bajo la luz de la V Conferencia Episcopal en Aparecida que nos exhorta: “La Diócesis, presidida por el Obispo, debe impulsar y conducir una acción pastoral orgánica renovada y vigorosa, de manera que la variedad de carismas, ministerios, servicios y organizaciones se orienten en un mismo proyecto misionero para comunicar vida en el propio territorio. Este proyecto que surge de un camino de variada participación, hace posible la pastoral orgánica, capaz de dar respuesta a los nuevos desafíos. Porque un proyecto sólo es eficiente si cada comunidad cristiana, cada parroquia, cada comunidad educativa, cada comunidad de vida consagrada, cada asociación o movimiento y cada pequeña comunidad, se insertan activamente en la pastoral orgánica de cada Diócesis. Cada uno está llamado a evangelizar de un modo armónico e integrado en el proyecto pastoral de la Diócesis” (DA 169).
Nos propusimos, pues, hacer nuestro Plan Diocesano de Pastoral y a través de reuniones plenarias del presbiterio, de la vida consagrada y del laicado en asambleas de Zonas, escogimos para elaborarlo, el método prospectivo, con la ayuda y asesoría de tres sacerdotes pertenecientes al Movimiento por un Mundo Mejor en México.
Para elaborar dicho Plan Pastoral se requirieron dos años, procurando la participación de la mayor cantidad de fieles. Tuvimos encuentros de presbiterio, así como de vida consagrada, reuniones de laicos y laicas, encuentros eclesiales a nivel Diocesano, de Zonas y por Decanatos. También se propició la participación de las comunidades parroquiales y de sus Equipos de Animación Pastoral.
Desde el principio se integró el Equipo Diocesano de Animación Pastoral, con laicos, sacerdotes y religiosas, para impulsar y coordinar la elaboración del Plan, según los diversos pasos que habríamos de dar y para ayudar a crear en las parroquias su estructura básica: Equipo de Animación Pastoral, los Sectores y sus Coordinadores, el grupo de mensajeros y para constituir finalmente las Comisiones Diocesanas de Pastoral, que programaron sus objetivos y las actividades que han de realizarse durante el primer año de la ejecución del Plan.
Simultáneamente a la elaboración del Plan, se inició la Misión Continental en la Diócesis. En base a la vivencia del Kerygma a nivel de presbiterio, de vida consagrada y de laicos, se han integrado grupos de misioneros para realizarla en cada parroquia.
El trabajo requerido para llegar a este momento en que proclamamos nuestro Plan Pastoral, ha estado apoyado y ha sido fecundado por la oración de muchos.
El Padre nos mira complacido, Jesús nos ha congregado como discípulos suyos, el Espíritu Santo nos ha iluminado y guiado en este camino de elaboración. Gracias damos a Dios Trinidad, por acompañarnos en todo lo que ha implicado el trabajo de estos dos años para tener ya impreso nuestro Plan Diocesano de Pastoral, no para guardarlo sino para hacerlo vida y ejecutarlo.
Este Plan Diocesano de Pastoral tiene como fundamento la espiritualidad de comunión y el dinamismo de la esperanza. Su fuente de inspiración y proyección se encuentran en:
- La realidad de nuestro espacio geográfico y social diocesano, así como nuestra situación de Iglesia Particular en él (Modelo de Situación).
- Los sueños y anhelos que tenemos para nuestra Diócesis, en los que descubrimos lo que Dios espera de nosotros (Modelo Ideal).
- Los obstáculos y dificultades que encontramos, así como las potencialidades, opciones y compromisos que hemos de activar para lograr la Iglesia que vive el Evangelio y realiza su pastoral orgánica (Modelo de Diagnóstico).
- El camino a seguir juntos en comunión y esperanza, para lograr alcanzar lo que queremos de nuestra Diócesis (Modelo Operativo).
Tenemos ya el Plan Pastoral tan necesario y anhelado. Ahora nos toca llevarlo a la práctica.
Este Plan nos hace experimentar el fuerte llamado que nos hacen los Obispos para América Latina y el Caribe: “repensar profundamente y relanzar con fidelidad y audacia” nuestra misión en las nuevas circunstancias que vive México. Es necesario “recomenzar desde Cristo”, para vivir una conversión personal y comunitaria y así la “conversión pastoral” de la que nos habla Aparecida “la conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera” (DA 370).
Es responsabilidad de todos aplicar debidamente este Plan Pastoral en la Diócesis. Especial responsabilidad tenemos el Obispo y todos los presbíteros, en conducirlo y ponerlo en práctica. Corresponde a las Comisiones diocesanas y a los Equipos de Animación Pastoral en sus diferentes niveles, velar y favorecer que se realice.
Nos animan a todos las palabras de Jesús que hoy hemos escuchado: “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque sin mí, nada pueden hacer. Sólo permanecerán en mi amor, si ponen en práctica mis mandamientos lo mismo que Yo he puesto en práctica los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor” (Jn 15, 5. 9-10).
Adelante pues, sacerdotes, consagrados y laicos, dejémonos llevar por el Espíritu Santo, como discípulos y misioneros de Jesús en comunión, para realizar con amor y responsablemente nuestro Plan Diocesano de Pastoral, para que el Reino de Dios se realice en este territorio de Jalisco y Nayarit que nos corresponde evangelizar.
Que este acontecimiento de alegría diocesana sea un canto de alabanza a Dios Trinidad y nos impulse, bajo el cuidado de María, nuestra Señora del Rosario de Talpa, a realizar nuestro Plan Diocesano de Pastoral.
+Ricardo Watty Urquidi, M.Sp.S.
VII Obispo de Tepic