Los recursos pedagógicos en la catequesis

Desde sus comienzos la Iglesia vive su misión en continuidad visible y actual con la pedagogía del Padre y el Hijo. Ella, “siendo nuestra madre es también educadora de nuestra fe”. La pedagogía catequética es eficaz en la medida en que la comunidad cristiana se convierte en referencia concreta y ejemplar para el itinerario de fe de cada persona. Esto sucede si la comunidad se concibe como fuente, lugar y meta de la catequesis (DGC).

 

Fidelidad a Dios y al hombre

La catequesis que anuncia y ofrece la Palabra de Dios a los hombres tiene que ser, por su propia naturaleza, fiel a una doble realidad: Dios y el hombre. La fidelidad a Dios se entiende como fidelidad a la transmisión íntegra del mensaje revelado y la fidelidad al hombre, como fidelidad a su experiencia y a su historia.

Para que esta fidelidad sea posible y real el acto catequístico ha de integrar varios elementos o factores que se reclaman mutuamente y que no se pueden disociar entre sí:

  • La experiencia humana, considerada en los contextos cultural, económico, sociopolítico y religioso en que se desarrolla.
  • La Palabra de Dios contenida en la Sagrada Escritura y en la tradición viva de la Iglesia.
  • La expresión de la experiencia de fe y de la conversión en la celebración litúrgica y del  compromiso cristiano.

La catequesis de la experiencia es algo más que una metodología catequética. Es un proceso de profundización y confrontación de la vida propia y de la historia del hombre con las experiencias fundamentales de la palabra de Dios.

La fidelidad a la experiencia humana dentro del proceso catequético supone:

  • Fidelidad al hombre concreto, entendida como fidelidad a su experiencia y a su historia.
  • Fidelidad a la situación que vive el grupo humano a quien se dirige: situación individual y psicológica, pero también colectiva y social.
  • Fidelidad a una pedagogía válida para ayudar a hacer la lectura cristiana de la propia experiencia humana.

Para poder realizar esta tarea la catequesis cuenta con una clave de lectura de la vida humana que está expresada básicamente en la Sagrada Escritura, el símbolo de la fe y la tradición viva de la Iglesia.

 

Encuentro para renoverse

En este sentido, la catequesis no es simple y mecánica comunicación de la Palabra de Dios en abstracto. Es el lugar donde cada cristiano, confrontándose con el mensaje revelado y la tradición viva de la Iglesia, llega a su propia experiencia de fe e inventa un lenguaje nuevo para expresarla, dentro de una fidelidad a esa tradición eclesial que hemos recibido y que, a su vez, tenemos que transmitir. Así es como la catequesis se convierte en un lugar de encuentro de un grupo de hombres con la Palabra revelada. Encuentro llamado a renovarse sin cesar.

La profesión de fe, la celebración y el compromiso cristiano son opciones pedagógicas que la catequesis tiene que asumir para combinar armoniosa y globalmente el acto catequético. Una catequesis que partiendo de los hechos abra el misterio y que ayude a buscar en la experiencia humana los signos de Dios.

Lo que verdaderamente importa es que, a lo largo del proceso catequético vaya madurando la fe del catequizando en la línea de una confesión de la fe cada vez más adulta, más arraigada en la Palabra de Dios y más significativa para la vida. Se trata de que el grupo catequético descubra vivencialmente que la Palabra de Dios da sentido a su vida o, lo que es lo mismo, que la experiencia humana y el mensaje cristiano no se excluyen, sino que se implican mutuamente en una íntima relación existencial.

 

Compromiso: modo de expresar la fe

Llegar al compromiso es otro modo de expresar la fe. La experiencia cristiana descubierta y celebrada, si es verdadera, se transforma en actitud vital, y se manifiesta en compromiso de vida. El compromiso cristiano que todo proceso catequético tiene que favorecer no puede ser forzado ni obligado por el propio catequista. Su papel consiste en sugerir, hacer brotar o indicar al grupo algunas posibilidades reales para que cada persona, o el grupo como tal, las asuma con libertad.

“Nos comprometemos cristianamente en una acción liberadora del hombre (dimensión evangelizadora)”.

 

Comisión de Catequesis Infantil

 

 

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