Ante la muerte del migrante Omar Heriberto
El Centro Diocesano para los Derechos Humanos de la Diócesis de Saltillo, emitió un comunicado, a principios del mes de junio, donde daba cuenta de la muerte del migrante Omar Heriberto Cardoza, de 27 años, originario de Olancho, Honduras, que procedía de San Luis Potosí y quien pretendía cruzar la frontera norte del país a bordo de un tren, del que descendió para descansar en el ejido Gómez Farías, en Coahuila. El joven se quedó dormido sobre las vías del ferrocarril, esperando ser despertado cuando éste se aproximara y así continuar el viaje. El profundo cansancio del joven le impidió despertar, por lo que fue arrollado y muerto por el tren el 6 de junio.
Las circunstancias de su muerte fueron el cansancio, la pobreza y el añejo sueño de lograr cruzar la frontera… para cristalizar el llamado sueño americano. Además de lamentar este hecho por la situación de vulnerabilidad de los hombres, mujeres y niños que atraviesan nuestro país en busca de llegar al vecino país del norte, dicho Centro de Derechos Humanos hace un llamado urgente a las autoridades para que generen una política que favorezca el respeto a las garantías de los migrantes, sin criminalización, persecución y abusos. Asimismo, en el citado comunicado se hace una exhortación a la sociedad civil a cambiar el concepto que se tiene de los migrantes y a actuar con mayor espíritu de acogida hacia quienes luchan por conseguir para sí mejores estilos de vida. En el documento, también, se hace la invitación a trabajar por el respeto de la dignidad de todos los hombres y mujeres.
El cuerpo del joven Omar Heriberto Cardoza fue cremado la noche del 6 de junio y entregado a la coordinación de la casa «Belén, Posada del Emigrante», donde fue velado. En el Templo de la Santa Cruz se celebró una Misa por su eterno descanso. Las cenizas de Omar Heriberto esperan en ese templo, hasta que algún familiar se haga responsable de ellas.
Llegan menos latinos a EE.UU.
De los estudios publicados por la organización apartidista Pew Hispanic Center se desprende que las medidas tomadas por el gobierno estadounidense para detener el flujo de ilegales hacia Estados Unidos, está inhibiendo su ingreso. Aunque los líderes de los gobiernos afirmen que esto es positivo, esta información debe ser tomada con precaución; pues tanto las aprehensiones que hace la patrulla fronteriza, el incremento de las personas que mueren en las zonas desérticas, como los abusos cometidos por los traficantes de personas, es decir, los «polleros», que al menor síntoma de cansancio abandonan a su suerte a sus víctimas; éstos son datos importantes que no deben ser ignorados por las esferas políticas y por quienes toman las decisiones.
Siguen muriendo en el intento
El caso de Omar Heriberto Cardoza no constituye un hecho aislado, es una víctima más de las consecuencias por seguir el llamado sueño americano. De acuerdo con estadísticas del Consulado de Tucson, Arizona, el año pasado se contabilizaron 145 muertes de migrantes mexicanos que perecieron en su intento de cruzar la frontera. Esta cifra es 20 por ciento menor a la de 2004 pero mayor a la registrada en 2005, cuando se registraron 151 fallecimientos. A la fecha suman 35 migrantes mexicanos fallecidos en el desierto de Arizona.
Reforma migratoria urgente
El proyecto de ley que abriría las puertas a alguna forma de legalidad para los migrantes en Estados Unidos parece fracasar o, en el mejor de los casos, está atorada en el Senado. Los obispos de la zona fronteriza sostienen que el principal problema que tienen en ambos lados de la frontera es el trato indigno que los migrantes reciben por parte de las autoridades de los dos países, lejos de su dignidad de personas. Los obispos del noreste de México exhortan a que se busque que los migrantes sean tratados con respeto y dignidad.
El Arzobispo de Chicago, en Illinois, Cardenal Francis George, hizo un llamado para retomar los esfuerzos y aprobar una ley que ofrezca una reforma migratoria amplia. El cardenal pidió al Senado estadounidense retomar la discusión de la reforma migratoria, pero con una perspectiva más amplia y que incluya soluciones económicas. El purpurado sostuvo que es imperativo que se hagan políticas públicas para resolver el problema migratorio, pensando en principios morales.
Rafael Rentería