No queremos más sangre
Queremos paz
En la Iglesia católica en la Diócesis de Tepic, nos unimos a los obispos de México que nos dicen: ¡YA BASTA!
No queremos más sangre, no queremos más muertes, no queremos más desaparecidos, no queremos más dolor ni más vergüenza. Compartimos como mexicanos la pena y el sufrimiento de las familias cuyos hijos están muertos o están desaparecidos en el estado de Guerrero, y que se suman a las miles de víctimas anónimas en diversas regiones de nuestro país. Nos unimos al clamor generalizado por un México en el que la verdad y la justicia provoquen una profunda transformación del orden institucional, judicial y político, que asegure que jamás hechos como estos vuelvan a repetirse.
Con tristeza reconocemos que la situación del país ha empeorado, desatando una verdadera crisis nacional. Muchas personas viven sometidas por el miedo, la desconfianza al encontrarse indefensas ante la amenaza de grupos criminales y, en algunos casos, la lamentable corrupción de las autoridades. Queda al descubierto una situación dolorosa que nos preocupa y que tiene que ser atendida por todos los mexicanos, cada uno desde su propio lugar y en su propia comunidad.
En nuestra visión de fe, estos hechos hacen evidente que nos hemos alejado de Dios; lo vemos en el olvido de la verdad, el desprecio de la dignidad humana, la miseria y la inequidad crecientes, la pérdida del sentido de la vida, de la credibilidad y confianza necesarias para establecer relaciones sociales estables y duraderas. En medio de esta crisis vemos con esperanza el despertar de la sociedad civil que, como nunca antes en los últimos años, se ha manifestado contra la corrupción, la impunidad y la complicidad de algunas autoridades.
Para edificar un país que sea para todos es necesario hacerlo por la vía pacífica, a través del diálogo y de acuerdos transparentes, sin intereses ocultos. Todos somos parte de la solución, pero para esto se requiere en nosotros mentalidad y corazón nuevos, para ser capaces de auténticas relaciones fraternas. Se necesita de un orden institucional, de leyes y de la administración de la justicia que genere confianza. Pero también es indispensable la participación de toda la ciudadanía. La sociedad civil debe de acompañar y vigilar, para que el poder no se quede en manos de pocos.
Como Iglesia católica refrendamos nuestra unión a todos los habitantes de nuestra nación, en particular a aquellos que sufren las consecuencias de la violencia; los acompañamos en su dolor, anhelamos que encuentren consuelo para que se recupere la esperanza.
Con la certeza de que Jesucristo es nuestra paz queremos seguir comprometiéndonos en la construcción de la paz, a través de la verdad y la justicia; y así como acompañar espiritual y solidariamente a las víctimas de la violencia en nuestro país. Como Iglesia respaldamos los esfuerzos de la sociedad civil en sus diversas organizaciones a favor de un auténtico Estado de Derecho en México.
En la Diócesis de Tepic, en el contexto de las fiestas a Nuestra Señora de Guadalupe realizaremos una Jornada por la Paz. Pediremos por la conversión de todos los mexicanos, particularmente la de quienes provocan sufrimiento y muerte.
Que Santa María de Guadalupe, Madre del verdadero Dios por quien se vive, que reclama a sus hijos desaparecidos y ruega por la paz en México, interceda por nosotros para que una oleada de amor nos haga capaces reconstruir la sociedad dañada.
“Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5, 9).
+Luis Artemio Flores Calzada
Obispo de Tepic