El Obispo Ricardo Watty y el Comité Organizador del 10º CONAJUM, agradecen a todas las familias nayaritas que, abriendo las puertas de sus hogares y las de sus corazones, recibieron a los congresistas, lo que hizo del encuentro misionero no sólo una fiesta juvenil, sino una experiencia en la que toda la familia se involucró y tuvo un papel misionero.
Dar cabida a muchachos que venían de distintos puntos de la República Mexicana e, incluso, de hermanos países de América Latina, constituye una muestra del compromiso cristiano de los fieles de la Diócesis de Tepic. Porque, en el fondo, resulta sencillo hospedar a alguna persona en nuestros hogares, sin embargo no es fácil abrir el alma y el corazón para recibir a alguien que no se conoce. En el dar lo que se tiene se da uno mismo.
Sin la apertura y participación de la comunidad diocesana de Tepic el CONAJUM no hubiera tenido el éxito que tuvo. En los cuatro días del evento misionero pudo palparse la entrega y solidaridad de los nayaritas para con todos los congresistas, cuestión que merece resaltarse si se toma en cuenta el momento de crisis y apuro que atraviesa el país en general, y Nayarit en particular.
El CONAJUM fue, por todo ello, un encuentro humano, entre hermanos, espiritual en una palabra, que enriqueció por igual a visitantes y a todos los fieles de la diócesis.
Que nuestro Padre Dios recompense su hospitalidad y generosidad cristiana