Catequesis y liturgia: una nos lleva a la otra

 

El objetivo de este artículo es descubrir la relación íntimaentre catequesis y liturgia. Porque no podemos desligarlas, pues forzosamente unanos lleva a la otra.

El mensaje de la catequesis ofrece pistas de esperanzas según el Evangelio, y presenta los grandes temas de la fe cristiana: el amor de Dios, la providencia, la caridad, la fidelidad a la conciencia, al sentido de la Iglesia; el amor a Jesús Salvador, la confianza en el Espíritu Santo: no debe ir solamente a la inteligencia del oyente, sino a la totalidad de la persona.

 

La liturgia celebra la fe y la vida

La liturgia no tiene como fin directo ni inmediato enseñar, aunque tiene gran eficacia instructiva. En efecto, ni las celebraciones son una sesión de catequesis, ni el conjunto de la liturgia una transmisión de verdades o de principios morales. Ella es celebración de la fe y de la vida.

La catequesis litúrgica “prepara a los sacramentos y favorece una comprensión y vivencia más profundas de la liturgia”, (DGC, n. 171, 176). De ahí la necesidad de una participación, por parte de la comunidad eclesial, que sea realmente plena, que equivale a “interna y externa” (SC, n. 19) mediante “las aclamaciones del pueblo, las respuestas, la salmodia, las antífonas, las acciones, gestos y posturas corporales” (SC, n. 30).

El ministerio litúrgico, en especial la Eucaristía, es evangelización o predicación de la fe. La renovación litúrgica coloca a la Eucaristía y al misterio cristiano celebrado en el culto, en la línea de la pedagogía de la fe (cfr. SC, n. 2, 3). Al afirmar que la Misa es anuncio del mensaje cristiano, no se ha de pensar tan solo en la primera parte, la liturgia de la Palabra con sus lecturas y la homilía, sino también en la misma acción eucarística central. La unión entre ambas es perfecta, como se afirma abiertamente en la Constitución sobre la Liturgia (cfr. SC, n. 56)

Relación entre liturgia y catequesis

La liturgia es catequesis en acto. Desde sus comienzos, la Iglesia ha reconocido que laliturgia y la catequesis se sostienen mutuamente. La liturgia es “enseñanza de la Iglesia” y “catequesis  permanente”. Dicho con otras palabras, la celebración es el lugar privilegiado de la educación de la fe. De esta manera podemos afirmar la relación estrecha que hay entre catequesis y liturgia.

“La catequesis está intrínsecamente unida a toda la acción litúrgica y sacramental” (CT, n. 23). La liturgia es fuente inagotable de catequesis en acto; se dice que la mejor catequesis de la liturgia es su auténtica celebración,pues ahí se expresa y se educa en la fe. De hecho, la catequesis que se nutre de una auténtica liturgia tiene que presentarse como “experiencia de liberación y de salvación, que responde a la exigencia, profundamente radicada en el corazón del hombre, de celebrar la vida, de acoger y expresar en el símbolo el don de la salvación y el misterio de la existencia, rescatada y transformada. En este aspecto, la comunidad cristiana está llamada a crear espacios donde la vida y la historia sean celebradas, exaltadas y realzadas como proyecto y como lugar de realización del Reino. En la Eucaristía,los sacramentos, las fiestas y conmemoraciones que constelan la experiencia de fe, los cristianos deben testimoniar y celebrar, con alegría y agradecimiento, la plenitud liberadora del anuncio que nos ha dado Cristo”(cfr. E. Alberich, La catequesis en la Iglesia, p. 26).

Podemos concluir que no hay vida plenamente cristiana sin participación en la celebración litúrgica. La catequesis precede a la celebración y conduce a ella estableciendo una estrecha relación entre catequesis y liturgia. De Lo contrario se corre el riesgo, que alerta San Juan Pablo II: “La vida sacramental se empobrece y se convierte muy pronto en ritualismo vacío si no se funda en un conocimiento serio del significado de los sacramentos. Y la catequesis se intelectualiza si no cobra vida en la práctica sacramental” (CT, n. 23).

 

Humberto Martín Pusian

 

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