Recordar el movimiento cristero en México (1926-1929) evoca la organización naciente del corazón misionero del Papa Pío X: la Acción Católica (en particular, la ACJM). Es rememorar nombres concretos de muchos hijos de Dios y de la Iglesia Católica que dieron su vida en defensa de la libertad religiosa. Y más concretamente por Cristo, por Santa María de Guadalupe y por la salvación de las almas.
Mujer seguidora de Cristo Rey
La presencia de la Acción Católica en México data de 1912, con la Asociación de las Damas Católicas Mexicanas, cuya labor fue concretar la evangelización en obras de caridad, con base en los valores de nuestra fe; vivieron la justicia, la equidad y la solidaridad, en sentido de corresponsabilidad; constituyendo el legado de las siguientes ramas femeninas y masculinas de la Acción Católica.
A esta época de los cristeros pertenece la joven Manuela de Jesús Arias Espinosa, quien también fue apóstol, misionera sin fronteras y mártir de la confianza en Dios en el seno de la Acción Católica. Siendo aún seglar escribió en 1929 a sus compañeras de la Acción Católica: “…considero yo la institución de la ‘Acción Católica’ como una institución pontificia; y habiendo salido esta obra del corazón mismo del Papa, y habiéndose alimentado en su origen y en su desarrollo de su amor, del divino amor que Jesús ha puesto en ese Jesús de la tierra, deduzco que debemos amar esta obra con toda nuestra alma, entregarnos a ella con todo nuestro corazón, trabajar en ella con todas nuestras fuerzas, con el solo deseo de salvar muchas almas para nuestro Señor”.
“Conquistar almas para el cielo”
Manuela de Jesús nació el 7 de julio de 1904 en Ixtlán del Río, Nayarit, y murió el 22 de julio de 1981 en Roma, Italia. Fue una joven valiente, profundamente enamorada de Jesús Eucaristía, con quien tuvo un fuerte encuentro espiritual en 1924. En diciembre de ese mismo año experimenta las ternuras de la Virgen de Guadalupe y decide consagrarse al Señor como religiosa, mas no le fue posible debido a la persecución religiosa. Es hasta el 7 de junio de 1929 que ingresa al Monasterio de Clarisas Sacramentarias, en Los Ángeles, California, donde recibe el nombre de María Inés Teresa del Santísimo Sacramento.
Pasó dieciséis años de vida contemplativa misionera en el monasterio, “donde se fue madurando más y más mi deseo de ser misionera no solo por la oración y el sacrifico ocultos, sino por el deseo de hacer lo que tanto nos aconseja San Pablo: enviar evangelizadores a los países de infieles y así conquistar muchas almas para el cielo”. En 1945 sale a fundar la Congregación de Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento. El 22 de junio de 1951 recibe la Aprobación Pontificia del instituto y en octubre llegan las primeras misioneras clarisas a la primogénita misión Ad gentes: Japón.
Una familia que da frutos
Este mismo año nació VANCLAR (Vanguardias Misioneras de Seglares). En 1979 funda los Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal. Después de su muerte, el 22 de julio de 1981, continúa su labor misionera: su espiritualidad inspira a nuevos grupos: Misioneras Inesianas Consagradas, Grupo Sacerdotal Madre Inés y la Familia Eucarística. Estos son los miembros que conforman la Familia Inesiana, que conjuga en su ser y quehacer la espiritualidad misionera contemplativa de la fundadora, propagada en cuatro continentes. Con la urgencia de que Cristo reine, se hacen preceder siempre por la Virgen morena de Guadalupe, Reina y Patrona de esta familia.
Madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento fue beatificada el 21 de abril de 2012, en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe por el Cardenal Angelo Amato, quien expresó: “La beatificación de la madre María Inés Teresa del Santísimo Sacramento es también un reconocimiento de la Iglesia a una mujer que ha encarnado ejemplarmente las mejores cualidades humanas y espirituales de su pueblo, dignificándolo con la heroicidad de sus virtudes y difundiendo el perfume de la santidad, hecha de fe profunda, de esperanza firme, de caridad inmensa”.
Del cuño de la Acción Católica: ¡madre María Inés, apóstol, misionera sin fronteras y mártir de la confianza en Dios. Ruega por nosotros!
Hna. Ma. Isabel Orozco Lugo, MCSS