Por invitación de Mons. Luis Artemio Flores Calzada, Obispo de la Diócesis de Tepic, el Emmo. Sr. Cardenal Carlos Aguiar Retes, Arzobispo de México, originario de Tepic, presidió la Eucaristía por la peregrinación de esta Iglesia Particular. También Mons. Jesús Antonio Lerma Nolasco, Obispo Auxiliar de la VII Vicaría en México y nacido en Nayarit, concelebró con más de 50 sacerdotes.
En la Eucaristía, se oró principalmente por los sacerdotes “a fin de que en espiritualidad de comunión siga avanzando el Plan Diocesano de Pastoral”, en bien de cada uno de los miembros de esta diócesis. Peregrinos y pastores presentaron su vida y sus esfuerzos, para que sean ofrenda agradable al Padre.
En esta ocasión, el M.I. Sr- Cango. Juan de Dios Olvera, dio la bienvenida a la nutrida representación de los peregrinos de todas las zonas pastorales: Costa de Oro, Costa Alegre, Jalisco, Sur y Tepic.
Saludó al Emmo. Sr. Cardenal Carlos Aguiar Retes, invitado por ser procedente del clero de la Iglesia de Tepic, cabeza de la Arquidiócesis Primada de México y custodio del Sagrado Ayate, relicario de la Imagen Bendita de la Virgen Santísima de Guadalupe, la reliquia más valiosa y querida para el pueblo entero de México. “Gracias Eminencia, por confirmarnos en la fe bajo la mirada de Nuestra Madre Santísima”, le dijo.
También dio la bienvenida a su excelencia el Sr. Obispo de Tepic Mons. Luis Artemio Flores Calzada, acompañado además de su Excelencia el Sr. Obispo Jesús Antonio Lerma Nolasco; así como de numerosos sacerdotes, religiosas, religiosos y los seminaristas como viva esperanza en el futuro.
“Esta es su casa pues este Sagrado Recinto pertenece a todos los mexicanos bajo la guía de sus pastores por ser este un Santuario Nacional y la Casa Común de todos por ser la Casa de Nuestra Madre Santísima… y así deseamos que se sientan. Que el Señor bendiga a la Diócesis de Tepic, que le bendiga en todas sus necesidades y con abundantes vocaciones sacerdotales y religiosas y con salud y bienestar para su obispo y sus sacerdotes”. Enseguida, obsequió un pequeño presente por parte del Cabildo de Guadalupe, signo de la deseable comunión espiritual y eclesial.
Más adelante, ante las vísperas de Pentecostés, el Emmo. Sr. Cardenal destacó que el Espíritu Santo es el que nos ayuda a abrir el oído a la palabra del testigo de la fe y seguidor de Cristo, y a bajarla al corazón, para que en ella se disciernan las inquietudes propias del ser humano ante lo que sucede en los diferentes ámbitos de vida, “porque los contextos interculturales, las relaciones interhumanas, a veces nos provocan sentimientos muy negativos: odio, rencor, deseo de venganza, querer tomar la justicia por la propia mano, impaciencia, intolerancia, que nos llevan a conductas de conflicto como las que vivimos hoy en este tiempo en nuestro país, de confrontación, de violencia verbal constante, de descalificación, finalmente de muerte”.
Por ello hizo énfasis en la importancia de ser discípulos de Jesús y recibir el Espíritu de Dios para que lo que mueve el corazón hacia el mal, sea desterrado, que no crezca y no llegue a la acción. Y en cambio, que las inquietudes que van hacia el bien y en la búsqueda de la verdad, se encaucen, se compartan con los demás. “Tenemos que aprender ese discernimiento movidos por el Espíritu de Dios, y por eso es tan importante compartir lo que llevamos dentro, no quedarnos con ello, porque puede ser que nos ganen las inquietudes negativas, sobre las inquietudes buenas, impulsadas por el Espíritu de Dios”.
En ese sentido señaló que ese es el motivo de venir ante María de Guadalupe, en quien prevalecieron los sentimientos del Espíritu al ver el sufrimiento de Jesús. Y pidió a la Madre cuidar y ayudar al pueblo mexicano: “Ayúdanos a salir de estas situaciones de confrontación, de polarización y de simple lucha de poder. Ayúdanos a encauzar las inquietudes buenas que son para buscar la fraternidad, la justicia y la paz”
Fuente: Oficina de Prensa | Basílica de Guadalupe