Oh bendito San Antonio,
el más gentil de todos los santos,
tu amor por Dios y tu caridad por sus criaturas
te hicieron merecedor, cuando estabas aquí en la tierra,
de poseer poderes milagrosos.
Los milagros esperaban tu palabra,
que tú estabas siempre dispuesto a hablar
por aquellos con problemas o ansiedades.
Animado por este pensamiento,
te imploro obtengas para mí… (menciona tu petición).
La respuesta a mi rezo puede que requiera un milagro,
pero aun así tú eres el santo de los milagros. Amén.
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