Hablar del Papá, pareciera más complicado porque estamos acostumbrados a hablar de quien nos dio la vida, la mamá; pero que sin duda papá es tan importante como ella.
Hablar de la figura paterna es hablar desde la presencia de José en la vida de Jesús; desde su anuncio hasta su preocupación por Jesús cuando se quedó en el templo predicando la palabra de Dios. Y ciertamente es una labor difícil la del papá; si bien José fue un hombre humilde, trabajador, honesto, generoso, protector, acogedor, pero sobre todo responsable con quienes tenía a cargo, su Familia.
La figura paterna juega un papel muy importante en el desarrollo de la vida social y espiritual de cada uno de nosotros, porque papá es la fuerza que mamá y los hijos necesitan, al igual que José es quien vela por la seguridad de su familia, es quien provee no solo económicamente sino también afectivamente. En Efesios 5, 25 dice “Esposos, amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella” con ese ejemplo podemos resumir la labor evidente de cada padre de familia; no hay cosa más importante para ellos que aportar a la familia el amor y la fortaleza. Muchos piensan que eso solo le toca a la mamá, sin darse cuenta que es una labor de todos, pero en los inicios de nuestra vida, le toca a ellos; ver que papá es amoroso, generoso, tolerante, comprensivo, cariñoso y responsable nos va perfilando a conocer la labor de José para con nosotros.
Sin embargo, los católicos tenemos otros papás; los Sacerdotes, quienes son nuestros padres en la fe, porque nos guían, orientan, reprenden, apapachan y ayudan cuando lo necesitamos; ellos también dan vida al momento de recibir el Sacramento del Orden Sacerdotal; porque nace para ellos una gran familia, la Iglesia, nosotros su pueblo fiel.
Así que todos los papás, solteros, viudos y sacerdotes deben ser honrados por tener a su cargo esta gran labor de cuidar, proveer y guiar a quienes tienes a su cuidado. No olvides orar por cada uno de ellos, sin importar donde se encuentren.
Anahí Ángeles
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