Un regalo para la fe | La Santa Cruz de Zacate de Tepic

Aún recuerdo ese día en que entré a aquél antiguo templo de la mano de mi madre, quien me había contado que había una cruz formada de zacate y que permanecía así sin que nadie la tratara. Estaba emocionada por contemplarla yo misma. Llegué y me coloqué entre los barrotes de la reja que la protege y al estar frente a ella admiré esa cruz formada con algo tan simple y en ocasiones insignificante para nosotros los humanos: zacate. No hubo duda y en seguida creí que aquello es un milagro.

La cruz te cambia la vida

            El mirarla aumentó mi fe, así como en 1619, cambió la vida de los entonces 56 habitantes de ese pequeño pueblo ahora llamado Tepic. Fue descubierta por un vecino que pasaba con sus yeguas por aquél campo, cuando de repente la yegua en la que iba montado se detuvo y después de muchos intentos para que el animal avanzara, éste reparó, entonces el hombre vio en el suelo una señal de cruz. Observó cómo se levantaba sobre el nivel de la tierra y cómo aquella yerba era más crecida que la demás en todo su alrededor.

Asombrado por el hallazgo, fue a dar aviso a las autoridades civiles y eclesiásticas, pero el vecindario no tardó en ser testigo de aquella obra; en seguida algunas mujeres tomaron un poco de zacate, mientras que otros un puño de tierra, para aplicarlo como remedio a sus enfermedades. Al darse cuenta de que habían sanado afirmaron que la Santa Cruz era una manifestación divina, entonces “aquél piadoso vecindario construyó una ramada provisional y cercó la milagrosa señal, celebrándose una misa como acción de gracias”. (López, P.)

Tres cruces en una

Que bendito el suelo del que brotó esa cruz y en el cual, desde su aparición, se mantiene fresco aquél especial herbaje. Aún en las épocas de sequía, bajo la escarcha provocada por las heladas y con las abundantes lluvias de verano, la cruz mantiene su forma, y el verdor de sus pastos no desaparece. Pero “la materia de esta santa cruz no es una sola, sino tres totalmente diversas, –escribió el misionero jesuita Segismundo Taraval- una cruz es de tierra, otra es de hierba y otra de flores”, que en cualquier estación del año se mantienen vivas como si siempre fuese primavera.

Una casa para Dios

            Cuando este hallazgo llegó a oídos de pueblos vecinos, prontamente aumentaron las romerías a aquél lugar, por lo que fue necesario levantar un pequeño templo, resguardando aparte la santa cruz. El señor Alonso Fernández de la Torre, se encargó de hacerlo y estuvo pendiente de los cuidados que este santo lugar requería. Pero en 1777, los hermanos José, Agustín y Bernardo de Acevedo, que eran ricos comerciantes se encargaron de construir el templo con las dimensiones que hasta hoy tiene.

            Aunque a finales de este siglo, hubo nuevas olas artísticas y arquitectónicas, el diseño del templo se mantuvo; en un espacio de 35 metros de largo y 10 metros de ancho, en el presbiterio, detrás del altar, se colocaron 3 nichos, en el centro está Jesús crucificado, en el lado izquierdo se encuentra la Purísima Concepción y de lado derecho San Francisco de Asís. Además se levantaron, dentro del santuario, dos capillas, una dedicada a Nuestra Señora del Refugio y otra dedicada a Nuestra Señora de Guadalupe. Fue así como esta tierra se hizo digna de construir una casa para encontrarse con Dios y aunque se hagan cuidados y remodelaciones para mantener este antiguo templo, cada puerta, cada imagen y cada muro aún esconden las experiencias de fe que muchas generaciones han compartido a través de esta cruz.

Nueva ola de evangelización

Antes de que el santuario fuera terminado como hasta hoy lo conocemos, los religiosos franciscanos que se ubicaban en el pueblo de Xalisco, se encargaron de administrar el lugar, ya que por el misterio que encerraban aquellos muros, esta tierra debía ser fructífera. Entonces, justo a la lateral del templo fue construido un hospicio puesto que Tepic albergaba ya a mayor cantidad de familias.

Fue con la llegada de Fray Junípero Serra y sus demás compañeros un 18 de agosto del año 1767, cuando comenzó la actividad fuerte de evangelización; organizaron prédicas y misiones a los pueblos vecinos, obteniendo con ello gran número de conversiones, por lo que hubo la necesidad de que el hospicio fuera también el punto de reunión para rezar el oficio divino, el vía crucis y la vía dolorosa. Esta lucha de evangelización fortaleció la fe de los habitantes y la actividad pastoral de la región. Consiguientemente junto con la finalización del templo, en el año 1777, cuando el lugar había alcanzado la categoría de convento, se construyeron otras diez celdas. Según el escritor Pedro López, “el convento tenía una hermosa huerta y en el atrio existió un cementerio, tal y como era la costumbre de en ese tiempo”.

El milagro es para siempre

Ahora, en el año 2018, el ex convento está ocupado por la Secretaría de Turismo del Estado de Nayarit, sin embargo conserva su estructura antigua y una parte de sus jardines. Debido a la creciente población, el templo y la santa cruz, están localizados muy cerca del centro de Tepic, escondiendo años de historia en toda su arquitectura. La vida pastoral de esta comunidad fue base para desarrollar la Iglesia en Tepic y hoy en día siendo párroco el Presbítero Cirilo Estrada Sin, el templo ha sido restaurado, para seguir albergando a cientos de feligreses que asisten con fe, al milagro más grande de la vida cristiana: la Eucaristía, celebrada en el mismo lugar donde la cruz permanece para recordarnos la más grande obra de amor que alguien ha hecho por la humanidad: morir en la cruz.

Esta cruz es una prueba más de que la mano de Dios está con nosotros. Y así como mi madre un día lo hizo conmigo, volví a aquél lugar a mostrarle a una persona importante, esa maravilla que Dios había hecho con algo tan simple, pero en esa ocasión, una vez más al estar frente a la cruz, esa persona me recordó que la simplicidad es una característica de Nuestro Inmenso Creador y que muchas veces para encontrarlo es necesario buscar en aquello que consideramos simple.

Bibliografía

López, P. Álbum histórico del ex convento de la Cruz de Zacate. Tepic, Nayarit.

Julyssa Gómez

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