Siguiendo las huellas de los Apóstoles Pedro y Pablo

Hermanos y hermanas Catequistas:Con gran alegría en el Señor, el equipo “del Centro de Espiritualidad Catequística”, les saluda cordialmente. Y les invita a que en este mes de junio, en que la Iglesia celebra la Solemnidad del martirio de los Apóstoles Pedro y Pablo, redescubramos el hermoso ejemplo que nos dan de amor al Señor, de sincera fidelidad al plan de Dios y de valentía en la proclamación de la única Verdad, que conduce, a quien la acoge, hacia la Fuente de toda luz.

 

La interrogante es clara y desafiante.

San Mateo nos presenta una escena llena de cercanía y por tanto de familiaridad de Jesús con sus discípulos, y la ubica cerca de Cesárea de Filipo. Es ahí donde Jesús les interroga acerca de lo que piensan los demás sobre él, “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” (Mt 16, 13). La respuesta que da la gente, nos hace ver con claridad que de Jesús  pensaron muchas cosas y lo identificaron con los grandes profetas del Antiguo Testamento, comenzando por Juan Bautista, Elías, Jeremías u otro profeta.

Inmediatamente viene la pregunta interpelante de Jesús a sus discípulos “Y vosotros quién dicen que soy yo?” (Mt 16, 15). Se trata de una pregunta directa acerca de la percepción de su identidad.  Es Pedro, quien en nombre del resto, e inspirado por el Espíritu Santo afirma con total certeza “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt. 16, 16). Se trata de la profesión de fe en Jesús, como Dios y hombre verdadero, tal y como lo profesamos en el Símbolo de Fe.
El texto del evangelio nos dice que en ese momento actuó la acción del Espíritu Santo: En Pedro se manifestó la fuerza y bondad de Dios. Pedro, es dócil a la acción del Espíritu Santo nos dice la palabra de Dios, que fue encarcelado por predicar a Jesús, enseñándonos así que profesar la fe no es una simple manifestación de los labios, sino que implica toda la vida.

 

Abracemos la cruz, tal y como lo hicieron los apóstoles Pedro y Pablo. Hoy, es a nosotros, que nos llamamos sus discípulos, a quienes Jesús pregunta en forma directa ¿Quién soy yo para cada uno de ustedes? Cabría esperar que nuestra respuesta sea la misma de Pedro.
Te daré las llaves del reino de los cielos.

Ante la misión que Jesús confía a Pedro, al decirle “Te daré las llaves del Reino de los cielos”(Mt 16, 19).Se trata del poder que le es transmitido para guiar a la Iglesia Pueblo de Dios, con la certeza de la verdad y la mansedumbre.

 

Los títulos dados al Sucesor de Pedro, enfatizan distintos aspectos que nos hablan sobre su servicio, por ello se le denomina como el Siervo de los siervos de Dios, Pastor Universal, Papa, Cabeza del Colegio Episcopal, entre otros; todos ellos convergen en la convicción de que Pedro es “el principio y fundamento perpetuo y visible, de la unidad de fe y comunión.” (LG 18). Todos estamos llamados a evidenciar esta realidad de comunión, porque  es “un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un Dios Padre de todos, que está sobre todos, entre todos y en todos.” (Ef 4, 4).
El Papa Francisco, actual sucesor de San Pedro, ha sorprendido al mundo por su humildad y sencillez, sus gestos se han convertido en todo un lenguaje que nos habla de misericordia, paternidad, cercanía, valoración de la persona, en especial, a los marginados y excluidos.

 

Hermanos Catequistas, vivimos tiempos de mucha esperanza que confirman la novedad permanente del Evangelio y la acción del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia, que es quien la guía y la conduce a puerto seguro. Ahora nos corresponde,  en constante discernimiento y conversión, dejarnos interpelar y conducir por ese mismo Espíritu.

 

María Adela Suárez de Luna

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