Cuaresma: un acto del amor De Dios

La voz del Obispo

En el espíritu de la conversión cuaresmal, saludo a quienes peregrinan en la Diócesis de Tepic.
La imposición de la ceniza marca el inicio de la Cuaresma. La ceniza nos recuerda que somos perecederos y nos insta a ser humildes, a abrir nuestro corazón a Dios.

La Cuaresma
El tiempo cuaresmal inicia el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo. La Cuaresma sólo puede ser entendida y vivida a la luz del Triduo Pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Por ello, la Cuaresma es el tiempo litúrgico fuerte en el que los cristianos nos preparamos a celebrar el Misterio Pascual mediante la conversión interior.

La Cuaresma es, ante todo, un tiempo de gracia, un tiempo para experimentar el amor de Dios; la conversión es sumergirse en el amor eterno del Padre. El rasgo característico de la Cuaresma es la invitación a la conversión tanto personal, como comunitaria. Oraciones, lecturas, cantos, signos litúrgicos, todo nos invita a la conversión, es decir, a volver nuestro corazón y nuestra vida a Dios.

Conversión cuaresmal
El sentido de la conversión cuaresmal es prepararnos para celebrar, con el corazón limpio, la fiesta de las fiestas: la Pascua. Esto es, la Pasión, Muerte, sepultura y Resurrección de nuestro Señor. No olvidemos que la meta del camino cuaresmal es la Pascua. Desde el primer día del tiempo cuaresmal, el Miércoles de Ceniza, las lecturas bíblicas llaman insistentemente a convertirse de todo corazón.


Medios para la conversión cuaresmal

La Oración abre nuestro corazón a Dios. En la oración es donde los hombres y mujeres cultivan mejor su relación de hijos de Dios, quien se les revela como Padre. Durante la Cuaresma, la Iglesia invita a los fieles a ejercitarse intensamente en la oración personal y comunitaria. Recordemos a Cristo en oración constante ante el Padre Dios, en el desierto o en las montañas, donde Él pasaba la noche. Esa actitud permanente de comunicación con el Padre, nos invita, en la Cuaresma, a vivir en actitud de penitencia, pues la oración constituye la expresión máxima de conversión.

El Ayuno es el camino para renunciar a muchas cosas superfluas que invaden nuestro corazón. Por eso, al abstenernos de un poco de comida y bebida, en realidad nos abstenemos de todo aquello que nos esclaviza: bienes materiales, cualidades, ideas. La Cuaresma deberá servirnos para analizar nuestro interior, para ver todo lo que hay en nuestro corazón, para descubrir de qué debo ayunar para dejar espacio a Dios. Ayunar es, también, hacer un espacio al prójimo, hacer acopio y ejercitar los valores permanentes.

La Limosna, ¿qué significa? Dar limosna significa dar gratuitamente, dar sin interés de recibir algo a cambio; dar sin egoísmo, sin pedir recompensa, en actitud de solidaridad. Así, quien da limosna, imita a Dios mismo en el misterio de la Creación, y a Jesucristo en el misterio de la Redención. La limosna nos hace mirar a los demás y a dejar de lado nuestro egoísmo; dar y compartir nuestro dinero, las cosas, el tiempo, nuestras cualidades y capacidades. Con la práctica de la limosna, la Iglesia recuerda la generosidad de Cristo que dio su vida por los suyos y dándose a sus hermanos en cada hermano. En el ejercicio de la limosna está contenida la actitud de conversión.

Los invito, pues, a que aprovechemos esta Cuaresma para lograr una verdadera conversión por medio de la oración, el ayuno y la limosna.

Su Obispo que ora por ustedes y con ustedes

+ Alfonso H. Robles Cota
Obispo de Tepic

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