La oración es una apertura al Espíritu Santo que viene a nosotros para llenarnos de sí y conducirnos al encuentro con Dios. La vida es un caminar hacia el cielo pero hay muchos caminos y muchas decisiones que tomar. Si queremos vivir nuestra existencia terrena guiados por Dios hay que aprender a reconocer la presencia de su Espíritu.
San Ignacio de Loyola, en su libro «Ejercicios Espirituales», llamaba mucho a la introspección, el autoconocimiento, el «discernimiento de espíritus»: lo que significa conocerme para entender de dónde vienen mis pasiones. Si son deseos puros o nublados por heridas de mi pasado, por deseos pasajeros como ansias de placer, reconocimiento, dinero, poder, y entonces poder «indiferentemente» decir «esto sí es bueno para mí» o «esto no».
En general sabemos que Dios está en lo que me da paz, Dios no está en la confusión o en lo oculto. Dios llama con suavidad, Dios me llama donde le doy «la mayor gloria» etc., Pero a veces necesitamos algo más concreto… Por eso te comparto dos preguntas que nos ayudan muchísimo a saber concretamente qué elegir cuando tenemos que tomar una decisión importante.
- ¿De dónde viene este deseo y hacia dónde me lleva? Si por ejemplo, me están ofreciendo una nueva oportunidad (cambio de carrera, un viaje, un trabajo, una comunidad…) me sirve preguntarme: ¿De dónde viene este deseo? ¿Del miedo al rechazo, del qué dirán o estoy huyendo de mi pasado?, ¿será que no quiero confrontar algo o perdí la confianza en Dios y estoy desesperado porque tengo baja autoestima?
- ¿A dónde voy y a qué? Ahora que me imagino optando por alguna opción… ¿a qué voy ahí? Si voy a iniciar una familia, un trabajo o un proyecto: ¿tiene futuro, dará frutos mejores?
Y como último consejo a la hora de discernir… ten paciencia. Es valioso saber que a veces debemos tener más paciencia que «habilidad» para discernir. Dios no nos está persiguiendo ni vamos a arruinar su plan porque hicimos algo un día o un año después. Así, la próxima vez que tengas que tomar una decisión importante recuerda estas dos preguntas, y sobre todo, recuerda que tienes a un Dios que es paciente y te ama.
Resumen: Julyssa Gómez.