Una de las cosas mas complicadas en la adolescencia y en la juventud es decidir qué camino se ha de tomar. Existen tantas oportunidades, se abren tantas opciones, hay tantas rutas, que todo esto se puede volver una gran confusión.
Entre el ser y el hacer
En la etapa de estudiantes, por lo regular se tiene en la mente la inquietud de qué pasará en el futuro, pues te das cuenta de que estás a punto de llegar a ese momento de la vida que tiene mucho que ver con el mañana, tu mañana. En ese instante es bueno detenerse un poco, analizar el pasado y ver más allá del presente. El futuro no se trata sólo de definir «qué hacer», sino fundamentalmente de «quién ser» y, al mismo tiempo, «quién no ser». La elección de ese futuro sólo compete a la propia persona, y es en ese largo camino donde se verán inmiscuidos la personalidad, aptitudes, intereses, etcétera. En la vida existe algo muy importante llamado vocación; ésta se encuentra dentro de nosotros, y según la psicóloga Alejandra San Juan, reconocida Catedrática de la Universidad de Chile, la «vocación es eso donde se conjugan nuestras preferencias y aptitudes que darán paso a nuestro gran proyecto de vida».
Una difícil elección
Cuando nos vemos enfrentados a elegir una carrera, existen una serie de interrogantes que surgen al momento de tomar la decisión. Una de ellas, quizá la más importante, es la siguiente: ¿elegiré bien? Cuando se está frente a una decisión tan importante, es ahí donde precisamente entra en acción el término: vocación, que muchas veces se confunde con intereses, gustos, o preferencias, y que si bien abarca a esos tres elementos, va mucho más allá. Pero, ¿cómo identificar nuestra vocación? Seguramente ésta será una pregunta común. «Es importante saber distinguir que la vocación es solo una –decía la psicóloga San Juan–, e implica la combinación de dos elementos muy importantes: la aptitud y el gusto». Sin embargo, eso no significa, de ningún modo, que existe sólo una carrera capaz de satisfacer las expectativas individuales, sino que se debe explorar la gama de alternativas compatibles con la vocación de cada persona.
Hacia el mejor proyecto
Muchas veces, hay cosas que nos gustan, pero no tenemos aptitud para ellas, o viceversa; por eso es importante lograr identificar bien cuál es nuestra verdadera vocación, para que ésta guíe nuestra decisión.
La vocación implica placer y agrado por la realización de una tarea o actividad; placer que va más allá de sus logros, como lo puede ser un gusto. Implica una retroalimentación de las motivaciones personales, más que el reconocimiento de los demás. Está relacionada directamente con nuestro proyecto de vida, con el sentido que queremos darle. «Tomar una decisión considerando la vocación es fundamental, ya que en algún momento la vida nos “cobrará la factura” por una mala elección, –comentaba Alejandra San Juan–; un trabajo es algo que ocupa la mayor parte de nuestro tiempo, y si no es una actividad que por sí misma traiga satisfacciones, se transformará en una carga, que puede provocar muchas frustraciones».
Descubriendo la vocación
Para ello, es importante ser consciente de sí mismo, de las motivaciones, de las cosas que producen energía. La vocación implica un sentido de entrega hacia la actividad que conlleva un placer personal, que no se encontrará en ninguna otra actividad. Por eso es fundamental tener claros los intereses, habilidades, personalidad, y desde ahí elegir la carrera que concuerde con esto y, por supuesto, con el proyecto de vida elegido.
El primer gran paso para una buena elección es conocernos y contactarnos con lo que realmente somos y queremos.
Un segundo paso es reconocer cuáles son tus habilidades, es decir, para qué eres realmente bueno, qué es lo que haces mejor. Una vez tomado en cuenta esto, las circunstancias estarán un punto a tu favor.
El camino correcto
En numerosas ocasiones podrás pensar que si la situación es adversa a tu línea vocacional, sería mejor que te dedicaras a algo que mejore tu situación económica. Pero si existe una posición desde la cual puedes mejorar tus condiciones de vida, es precisamente ésta, porque aquí cuentas con tus mayores habilidades, está tu mayor fuerza, aquí están tus ganas que se renuevan constantemente.
Por último, recuerda que la vida nos ofrece muchas más oportunidades de las que vemos, pero no sabemos reconocerlas, y todo por no seguir un proyecto de vida o no saber hacia dónde vamos.
Alberto Jorge Rodríguez Sotelo