Vivir con una enfermedad mental

 

La mayoría de las personas con una enfermedad mental se enfrentan a un estigma social de rechazo y de incomprensión. En ocasiones sucede hasta en las mismas instituciones de salud pública encargadas de brindarles atención médica y psicológica, donde muestran actitudes de indiferencia o la orientación ofrecida no suele ser clara ni para el paciente ni para sus familiares.

 

Incomprensión social

Son frecuentes los casos en que no se da un adecuado diagnóstico, mucho menos se educa acerca de lo que puede hacer y lo que no el paciente en su vida diaria, así como no se resuelven las dudas que pueden surgir por el uso de algún medicamento.

Cabe mencionar que como enfermedad mental se consideran los trastornos depresivos, de ansiedad, bipolar y esquizofrenia, entre otros. Este último es un trastorno con un pronóstico crónico, que de no ser atendido a tiempo puede traer graves consecuencias a la salud del afectado y de su familia.

Para que quede más claro, las enfermedades mentales se suelen clasificar entre psicosis y neurosis.

–       La neurosis es el nombre que se le da a los trastornos emocionales más comunes y normalmente menos graves; sin embargo, aun así pueden ser dolorosos para quien los padece.

–       La psicosis, por su parte, se refiere a aquellas enfermedades en las que los pacientes suelen experimentar a veces graves trastornos en que parecen perder el contacto con la realidad. Estas personas presentan distorsiones psicóticas y no suelen ser conscientes de que algo no anda bien; por esa razón no piden ayuda profesional. Ejemplos de estos trastornos son la esquizofrenia y el trastorno bipolar.

A veces los síntomas que presenta un paciente no encajan en algún trastorno específico; y a ese tipo de situaciones se enfrenta un psiquiatra o un psicólogo al momento del diagnóstico. Por tal razón, suelen ser llamadas miedo intenso, conductas obsesivas, paranoia, manías, entre otras.

 

La esquizofrenia

Es de las enfermedades que presenta mayor cronicidad y es de larga duración, por lo tanto, los familiares suelen resultar afectados debido al desgaste que representa el interactuar con una persona con esquizofrenia y que se encuentra bajo una crisis.

Los síntomas que presenta una persona en esta fase son: alucinaciones, ya sea de tipo visuales o auditivas, oyen voces acerca de su conducta; por esa razón tienen una actitud más perspicaz y presentan delirios que son ideas que no corresponden a la realidad como creer que son la reencarnación de un personaje histórico o ficticio.

Estos son los síntomas más comunes y son llamados síntomas positivos de la enfermedad, pero existen otros, llamados negativos como el aislamiento social, el descuido de su arreglo personal, el abandono de sus aficiones, etcétera. También hay síntomas que tienen que ver con el pensamiento como sentirse controlado por los demás, y síntomas que afectan a la percepción como las alucinaciones ya antes mencionadas.

Cuando una persona presenta estos síntomas está teniendo una crisis, y es necesario llevarla a una unidad de salud; por lo común a una Unidad de Urgencias de algún hospital, ya que en el estado de Nayarit no se cuenta aún con un hospital psiquiátrico. Una vez que el paciente logra estabilidad, es recomendable acudir con un psiquiatra para que sea valorado de nuevo y asigne un tratamiento adecuado.

 

¿Qué hacer con un familiar esquizofrénico?

Una persona con una enfermedad mental puede realizar sus actividades normalmente, la clave esté en que se apegue a su tratamiento. Si no se está satisfecho con el diagnostico, se tiene el derecho de indagar otras opiniones.

Es importante que el familiar más cercano aprenda lo más que pueda acerca de la enfermedad, porque se convertirá en el apoyo principal del paciente. Debe conocer qué hacer en caso de saltarse una dosis, cómo identificar una crisis; por esa razón, es importante que, con el especialista, despeje todas sus dudas en cuanto a diagnóstico y tratamiento.

Sin olvidar que es muy importante la psicoterapia para el paciente, ya que le permite ir adaptándose a su nueva condición y, en algunos casos, prevenir algún posible intento de suicidio. Y el familiar también debe acudir, y si es posible más familiares, a fin de hacer un equipo de apoyo al afectado.

No discrimines, infórmate y cuida tus emociones.

 

Psic. Belén Solís Guerrero

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Comentarios a la autora: (psicbel86@hotmail.com)

 

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