Una de las obras de la Congregación de las Misioneras Clarisas es la acción educativa por todo el mundo; esto es, una educación católica, con rasgos inesianos, con el lema “Lux est vita” (Jn 1, 14, “Luz es vida”). Nuestra madre fundadora deseó que colocáramos nuestras conciencias y voluntades al servicio de la verdad, para que “esa verdad, que es Jesús, brille en todo su esplendor”.
Educación integral
La educación es para la congregación una misión, que mira hacia la formación completa de la persona. Tiene su base en la oración constante y en la ofrenda de actos de amor (sacrificio) a favor de niños y jóvenes, y de nuestra familia educativa (padres de familia, maestros y colaboradores).
Fruto de esta oración es la confianza en la educabilidad y potenciales de la niñez y de la juventud, así como en la bondad de los seres humanos en condiciones normales. El sentido de familia abierta a las necesidades del entorno, que, por un lado, genera un ambiente de cordialidad y acogida y por el otro, el espíritu misionero que la familia educativa vive en el trabajo social concreto.
El estilo inesiano alude a la personalidad de la Madre Inés, nuestra fundadora, que implica la confianza en Dios y el hombre, que nos ayuda a superar los temores de fracaso en nuestra labor educativa; que nos motiva a generar un ambiente lleno de cercanía, bondad y comprensión, haciendo ver en la corrección un medio del amor, la búsqueda del bien personal, de sencillez y alegría en la convivencia cotidiana… porque es a Cristo a quien atendemos en nuestros alumnos.
Fe y ciencia unidas
Educación religiosa significa, para la misionera Clarisa, educar en la fe. Esto mediante la vivencia sacramental frecuente, la devoción e imitación de la Virgen de Guadalupe, y las obras concretas de solidaridad con los menos favorecidos.
Sin omitir la competencia profesional, la familia educativa pretende evangelizar, mediante el encuentro con quien es la vida, la verdad y la belleza. Por eso, busca hacer gustar de la alegría del encuentro con Cristo, quien da sentido a la vida y nos conduce a la alteridad con el otro; cooperando así en la construcción de la civilización del amor.
“Educar es una misión…”
Actualmente, la congregación atiende obras educativas en cuatro continentes. En países asiáticos: Japón, Corea, Indonesia e India con educación infantil, colegios y escuelas técnicas para la mujer. En África: Nigeria y Sierra Leona, donde dirige instituciones educativas para niños y adolescentes y contribuye al desarrollo de la mujer con escuelas vocacionales (en otros contextos: técnicas).
En Europa: se trabaja con universitarios mediante residencias para estudiantes (pluriculturales y mixtas) en Irlanda. Y el Colegio Mayor (femenino) en España, donde también se atiende un Centro de Educación Infantil.
En Estados Unidos se misiona en educación infantil. Finalmente, en México la congregación atiende instituciones académicas en el Distrito Federal, Cuernavaca, Chiapas, Nayarit, Sinaloa, Sonora y Nuevo León; en niveles educativos que van de maternal a preparatoria.
Cabe destacar que en todos los países donde está presente la congregación, incluidos Italia, Costa Rica, Argentina, India y Rusia, se realiza una obra educativa a través de la catequesis parroquial o en las comunidades locales, donde se trabaja especialmente por la promoción de la mujer.
Recordemos siempre que “educar es una misión, porque humaniza y dignifica al hombre, imagen de Dios” (Ideario educativo).
Hna. Isabel Orozco Lugo / Misionera Clarisa