La felicidad es uno de los sentimientos más importantes para la integridad humana. Quien no pueda ser en vida feliz, sencillamente no habrá vivido.
La felicidad del nuevo miembro de la familia
La felicidad la encontramos en múltiples aspectos de nuestra vida, y muchas veces despreciamos el verdadero valor de ser felices. ¿Te has puesto a pensar en aquel momento en que supiste que serías mamá o papá? ¿O cuando ibas a tener un hermano? ¿O cuando algún familiar o amigo te dijo que dentro de algunos meses habría un nuevo integrante en la familia?… Pues sí, qué te parece si nos ponemos a pensar y a reflexionar en esos momentos tan especiales en cada uno de ellos y de nosotros, sobre cómo esa noticia causó en nuestro ser una inmensa alegría y, sobre todo, felicidad.
La llegada de un nuevo ser tan pequeño, débil y frágil a nuestras vidas es el advenimiento de infinitas bendiciones, que se tornan en el arribo del Niñito Jesús. Un bebé es un ser que se espera con ansias, es un pedacito de carne lleno de vida que une a las familias, que las fortalece, que permite que Dios se manifieste en él para regalarse en el amor a un número de personas.
La vida cambia, se vuelve más comprometida, más entregada, sientes la necesidad de ser mejor para dar lo mejor a ese ser que lo merece todo. Quieres darlo a conocer a todo el mundo, que todos sepan que tu vida es más plena, que eres el ser más afortunado sobre la tierra y comienzas a prepararlo todo, tu vida, tu casa, tu entorno, pero sobre todo a la familia, ésa que quieres sea un modelo de lo que es un verdadero hogar y que el niñito se sienta acogido, feliz y lleno de amor.
Nace Jesús, la felicidad
Sí ya recordaste ese acontecimiento en tu vida o en la de alguien más te habrás dado cuenta de la gran felicidad que esto provoca en nuestro interior, pero piensa ahora en las múltiples dificultades y rechazos que San José y la Virgen María tuvieron que enfrentar antes de la llegada de su Hijo a este mundo, pero también en la felicidad que tal acontecimiento trajo en ellos, quienes sin importar las adversidades, se dieron a la tarea de seguir adelante, impulsados por el amor a prepararse en todos los aspectos de su vida. Así haya sido humilde el lugar del nacimiento de Jesús, el ambiente era armónico y acogedor para un bebé, pero eso no fue importante para ambos cuando al fin tuvieron al niñito Jesús, nuestro Salvador.
Preparémonos para recibir al Niño Jesús
En estas fechas decembrinas te invito a que, así como te preparaste con la llegada de algún ser querido, te preparas o te prepararás para la llegada de ese gran ser a tu vida, también lo hagas para recibir en ese gran pesebre que es tu corazón al Salvador del mundo, al niño Jesús, a ese Emmanuel que es “Dios con nosotros” y que tu preparación para su advenimiento sea aún mayor y puedas recibirlo con gran alegría y felicidad, pero sobre todo con un corazón dispuesto a su llegada, dispuesto a que transforme tu vida, un corazón humilde donde su amor sea la fuente de vida para ti y para los demás.
Vivamos pues un cambio en nuestras vidas que se torne permanente y lleno de amor y felicidad para la llegada del niño Dios, que nos invite a estar dispuestos y a recibirlo diariamente en nuestro corazón, imaginando que día a día nace y nos impulsa a seguir cambiando nuestro ser y que éste se transforme en felicidad.
Alondra Marisol Arreola González
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