Telefonía móvil: “Con mi celular en la mano…”

La telefonía móvil o celular, sobre todo en la última década del siglo pasado, vino a redefinir la red de comunicación existente: los teléfonos fijos en hogares, en los negocios, en la calle, en planteles escolares, en hoteles y demás establecimientos de bienes y servicios, se vieron rebasados por la ventaja de llevar consigo un aparato telefónico, lo que supone para el usuario facilidad y disposición comunicacional las 24 horas del día.

Hasta hace algunos años portar un teléfono móvil constituía, además de novedad, signo de un poder adquisitivo por encima de la media; hoy, no son los pocos los que afirman que poseer un teléfono celular se ha vuelto una necesidad, por la velocidad de los tiempos y las múltiples ocupaciones que cada uno realiza. A esto ha abonado el que se puedan adquirir aparatos a bajo costo; aunque, como en todo, los hay en todos los precios.

Relaciones “celulares”
Si se tiene un celular se está disponible y “encontrable” para toda ocasión y casi en todo lugar; para esto último se desarrolló el sistema GSM (Sistema Global para las Comunicaciones Móviles, Groupe Spécial Mobile), aunque el UTMS (Sistema Universal de Telecomunicaciones móviles por sus siglas en inglés), que todavía no opera en nuestro país, posibilita aún más esta cuestión, sobre todo en zonas apartadas y rurales, de difícil ubicación y acceso.

De ahí viene aquello que se expuso anteriormente de que hoy todas las personas “tienen” que, forzosamente, contar con un aparato celular, porque se ha vuelto una necesidad, no ya un lujo; pues esto, arguyen, contribuye a evitar o salvar situaciones riesgosas, en que peligren vidas o bienes; ayuda a sumar esfuerzos de servicio social, médicos, de asesorías, a establecer contacto con familiares y amigos que por alguna razón se encuentran lejos, etcétera. No podría descalificarse de tajo todo ello, porque sí ha sucedido, pero en algunas cosas se le adjudica un poderío desproporcionado; por ejemplo, hay quien lo utiliza para comunicarse con otra persona que tiene en su campo visual o miembros de la familia en el propio hogar; a esto habría que sumar el que no se respeten las mínimas reglas de convivencia y respeto en lugares públicos, como cuando se asiste a Misa o se presencia alguna función de cine, teatral o musical, y los asistentes no silencian sus aparatos o los apagan.

“En gustos se rompen géneros”
A últimas fechas se ha puesto el acento, en lo tocante a la telefonía móvil, en el agregado de funciones al aparato celular. Su principal función, como se sabe, es la comunicación de voz, como la de todo teléfono convencional; sin embargo, su rápido desarrollo y los continuos descubrimientos tecnológicos le han ido incorporado otras funciones, tales como: cámara fotográfica o de video digital, agenda electrónica, acceso a Internet, reproducción de video, GPS (Sistema de Posicionamiento Global), reproductor de música en formato mp3, videollamada y televisión digital. Y casi podríamos afirmar que ahí no parará la inclusión de aditamentos: se está investigando ya el modo de agregarle un sistema localizadora e identificador de personas. Y la lista de “ventajas”, sin duda, seguirá incrementando.

De acuerdo con expertos en telecomunicaciones y financieros, lo anterior está estrechamente relacionado con ensanchar el mercado de las telecomunicaciones: entre mayor número de funciones posea cualquier aparato será mejor comercialmente hablando: la mayoría, sino es que todos, adquiere un celular por mantenerse en comunicación, pero también hay quien opta por tal o cual modelo según incluya las funciones de poder fotografiar, escuchar música, o conectarse a Internet. Todo ello, sin embargo, ¿le resta funcionalidad o lo vuelve un amasijo complicado?

¿Es nociva la telefonía móvil?
El teléfono celular es un dispositivo inalámbrico electrónico que permite tener acceso a la red de telefonía celular o móvil. Se denomina “celular” debido a que cada una de las antenas repetidoras que conforman la red es una célula; no obstante, existen redes telefónicas móviles satelitales. Esta amplia red de antenas da lugar a un espectro electromagnético que emite múltiples radiaciones.

Para estas fechas se han llevado a cabo múltiples estudios para verificar si la llamada contaminación electromagnética, también conocida como electropolución, producida por las radiaciones de dicho espectro electromagnético –producto, a su vez, de los aparatos electrónicos que se usan en las actividades humanas-, es dañina para la salud. Los resultados han sido, hasta el momento, negativos en su mayor parte; sin embargo, el Instituto Holandés de Investigación Tecnológica (TNO) declaró en 2003 que tales radiaciones pueden convertirse en un serio peligro para la vida humana.

Con todo, José María Gil, investigador de la Universidad Politécnica de Madrid, ha dicho que un teléfono celular “nos expone a niveles bastante más altos que los que produce una antena grande, porque la distancia es mucho más pequeña”; es decir, por su cercanía con el usuario, y, obviamente, por su reiterado uso.

Huellas digitales a usuarios de celulares
Con el objeto de disminuir la industria del secuestro (muchas operaciones ilícitas se fraguan y realizan desde reclusorios o el extranjero) y otros delitos en México, desde el año pasado se llevó al pleno del Congreso de la Unión una ley que exigiera a las compañías de teléfonos celulares un padrón de usuarios y aparatos. La ley fue publicada en febrero pasado y entró en vigor en el recién terminado mes de abril. Las compañías de teléfonos tienen un plazo de un año para registrar a sus usuarios.

Entre las regulaciones que dispone esta ley figura el que los usuarios, al comprar un aparato o contratar un plan, registren sus huellas digitales. Además, se exige a las operadores de telefonía móvil que guarden y clasifiquen toda la información de los celulares de su compañía: llamadas, mensajes de texto y de voz por un año. Dicha información es de orden privado, y únicamente se podrá acceder a ella con una orden judicial de por medio, y con el fin de seguir el rastro a criminales.

Ataques a la lengua cervantina
Resulta cada vez más común enviar y recibir los Short Message Service: Servicio de Mensajería Corto (mensajes SMS) vía teléfono celular, cuya constante es cortar (mutilar), abreviar (alterar) y disfrazar (tergiversar) palabras, acomodaticias a este instrumento tecnológico; por ejemplo, “¿k onda cn l pari? ¿A q hr pazams x ti? M mnds 1 msj”; “(¿Qué onda con la fiesta? ¿A qué hora pasamos por ti? Me mandas un mensaje)”. Otro instrumento que ha contribuido a volverlos populares es la Internet, a través de los chats de Messenger, Yahoo, Gmail, entre otros sitios.

Según algunos, se trata de la creación de nuevos puentes relaciones, que obedecen, en un primer momento, a la altura de estos tiempos de veloz transformación, y en un segundo momento, a los instrumentos tecnológicos a los que se recurre todos los días para estar comunicados.

Vista de este modo, la comunicación se ha vuelto una cuestión progresista y de adecuamiento al contexto y las necesidades. Sin embargo, no hay que perder de vista que un idioma tan rico y expresivo como lo es el español puede irse deteriorando con esta práctica moderna y acorde con las nuevas tecnologías.

Celulares en México
Había en nuestro país, en marzo de este año, 80 millones de teléfonos celulares en funcionamiento; en su gran mayoría (un 92 por ciento), con el sistema de prepago, y el resto bajo el esquema de “contratar un plan”.

Telcel tiene poco más del 80 por ciento del mercado total de participación en celulares; el resto lo aglomera la empresa Iusacell.

Se dice que las telecomunicaciones inalámbricas podrían alcanzar la cifra de dos mil millones de usuarios en 2010.

El mayor fabricante de aparatos celulares en el mundo es Nokia, con el 39.1 por ciento del total de producción. A éste le siguen Samsung, Motorola, LG Mobile y Sony Ericksson.

En 1983, el ingeniero Rudy Krolopp, de la compañía Motorola, desarrolló el primer teléfono móvil: se trató del modelo DynaTAC 8000X, que pesaba poco menos de un kilo y tuvo un valor comercial de 4 mil dólares.

Jacinto Buendía

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