Talpita, en Tepic

Una parroquia con sabor a reino….

 

 

El Plan Diocesano de Pastoral (PDP) tiene una espiritualidad definida que lo sostiene; la “espiritualidad de comunión”… Y una finalidad clara: la instauración del Reino. Todo inspirado en la persona de Jesús y su misión, tal como aparece en el Evangelio.

 

Y con un cuarto de siglo, la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Talpa, en Tepic, erigida en junio de 1988, desmembrándose de la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima, es muestra palpable de la simbiosis pastoral que hemos mencionado: espiritualidad de comunión y Reino. Y lo ha podido ir logrando gracias a las orientaciones del PDP vigente desde el año 2010.

 

Son seis sectores en los que está organizado el territorio y familias de la parroquia, con 55 mensajeros que mes con mes llevan la carta a los cristianos, Siervo de María, con un tiraje de 1,500 boletines, para llegar a una población que oscila en 4 mil 300 personas. El Equipo Parroquial de Animación Pastoral está integrado por nueve personas y el Padre Jorge Alfonso Cueto Bustos, sexto párroco.

 

Existen nueve comisiones parroquiales de pastoral: Pequeñas Comunidades, Pastoral Familiar, Catequesis Infantil, Pastoral de la Salud, Misiones, Liturgia, Pastoral Juvenil, Promoción de la Oración y los Valores Espirituales y Catequesis Presacramental. También están presentes los movimientos: Legión de María, Escuela de Pastoral, Misioneros de la Cruz y Mofip. Integrados todos por el PDP, viviendo la espiritualidad de comunión e instaurando el reino ad intra y ad extra de la Iglesia, principalmente con el testimonio.

La Parroquia de Talpita, como se le conoce en la ciudad de Tepic, es una parroquia urbana que como tal participa de los problemas que aquejan al pueblo de Dios que peregrina en esta zona pastoral llamada Centro, como son: la violencia “silenciosa” en varios ámbitos como el intrafamiliar, social, institucional… silencioso porque es sabido por todos y callado por la mayoría por miedo. La situación de pobreza también es evidente, la indiferencia religiosa y el sectarismo son latentes, además de la promiscuidad.

 

La parroquia es en este contexto un signo de esperanza y un espacio vital para frenar la cultura de la muerte que se expande aceleradamente. Los agentes de pastoral, junto con su pastor, trabajan incansablemente por hacer presente el Reino “aquí y ahora” desde las comisiones que son, ante todo, “organismos de servicio” que proyectan la diaconía de la Iglesia para el mundo.

 

Por segunda ocasión esta comunidad ha programado anualmente –como lo establece el PDP– teniendo como meta el objetivo de la primera fase, y concretizando en la parroquia las metas correspondientes de las diversas comisiones diocesanas y en consonancia con la realidad. Lo que le hace ser una parroquia con sabor a Reino.

 

Pbro. Arturo Arana López

 

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