Consecuencias físicas, psicológicas y espirituales
Es cierto que el aborto es un tema conocido y polémico. Cada vez las leyes se hacen más “flexibles” al permitir que el aborto se realice de manera legal en muchos países. Se cuestiona en qué momento comienza la vida, debatiendo que es válido el aborto, pues el embrión aún no está formado.
De antemano sabemos que las razones que llevan a una mujer o a una pareja a optar por interrumpir de manera voluntaria un embarazo son de peso: el miedo a ser padres, la no aprobación de la familia, la edad, la capacidad económica, entre muchas otras.
Consecuencias irreversibles
Las voces que justifican un aborto suelen recurrir a argumentos que tienden a minimizar el hecho de terminar con la vida de un ser humano aun no nacido. Expresiones como: “Aún no tiene vida, es sólo una célula”, “Es mejor no traer otro niño a sufrir a este mundo”, “Eres muy joven, no vas a poder criarlo”, “Interrumpirás tus estudios y tu futuro”, “Ni siquiera va a dolerte, después de eso es como si nada hubiera pasado”. Escuchando estas voces, muchas mujeres y parejas caen en el engaño; sin embargo, una vez ocurrido un aborto ya no hay marcha atrás, y las consecuencias suelen ser mucho peores.
La mujer posee un instinto materno intrínseco, instinto que la lleva a amar, proteger, cuidar, nutrir y amparar a sus hijos. Ir en contra de este instinto ocasiona emociones y sentimientos adversos que afectan la integridad de la mujer. El aborto es un arma de doble filo, que mata al niño y lastima a la madre.
Síndrome post-aborto (SPA)
Sppeckhard y Reus acuñaron el término de Síndrome Post-Aborto para referirse al conjunto de signos y síntomas que se presentan después de ocurrido un aborto, pudiendo ser espontáneo o inducido. Dicho síndrome es muy similar al trastorno de estrés post-traumático, el cual es reconocido clínicamente por el DSM-V (Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales).
Cabe señalar que, en muchos casos, la mujer, por temor a ser señalada, tiende a ocultar lo que está viviendo, padeciendo en silencio la tristeza y la culpa, situación que agrava aun más los síntomas.
La aparición del SPA no tiene un tiempo determinado, puede tardar en aparecer días, meses, incluso años, esto debido a que no se reconoce que el malestar sentido puede ser consecuencia del aborto y, por lo tanto, no se lleva un proceso adecuado de sanación.
Signos y síntoma del Síndrome Post-Aborto:
- Sensación de pérdida, tristeza que pudiera enmascararse en sensaciones de vacío, desgana, agotamiento y apatía.
- Enojo e irritabilidad, cambios continuos de estado de ánimo, agresividad; en muchas ocasiones sin motivo aparente.
- Dificultad para mantener o conciliar el sueño y pesadillas recurrentes.
- Aislamiento social, dificultad para expresar emociones, desapego en las relaciones interpersonales. Ruptura en las relaciones de pareja. Divorcio.
- Pérdida del sentido de vida, falta de motivación y en casos graves, ideas e intentos de suicidio.
- Alcoholismo, adicciones, conductas que ponen en riesgo la vida.
- Trastornos sexuales, más dolor durante las relaciones íntimas, promiscuidad, pérdida del apetito sexual y de la capacidad de sentir placer.
- Sentimientos de culpa, imágenes recurrentes referentes al aborto, incomodidad y angustia al ver a mujeres embarazadas, bebés y niños.
Cabe señal que los síntomas mencionados pueden ser vivenciados también por los hombres y los familiares de la mujer que aborta (padres e hijos), y en quienes la ayudaron a abortar.
¿Cómo atenderlo?
Ya que el aborto es un hecho que marca todas las áreas importantes de la persona (físico-psicológica-relacional-espiritual) la atención debe ser integral. Se empieza por enfrentar la realidad, por muy difícil que parezca. Dejar de lado la culpa y hacerse responsable de lo ocurrido, dando lugar al perdón. Es importante saber que no se está sola y que si bien, la pareja o la familia no pueden comprender totalmente lo que se está viviendo, hay que darles la oportunidad de acompañar y apoyar, eso es muy valioso. Pedir ayuda profesional es indispensable, acudir a un proceso de psicoterapia y valorar el uso de medicamentos para casos severos.
Menciona el doctor Pablo Verdier, experto en este tema, que la psicoterapia, por sí sola, no puede llenar todos los requisitos del paciente que está sufriendo. Menciona una paciente suya: “La psicoterapia me dio claridad de ideas, la confesión me trajo la paz”. La psicoterapia y la confesión, ambas son necesarias pero diferentes, cada una tiene su propio lugar.
La reconciliación con Dios y el perdón a sí mismo dan paso a la sanación interior y a la paz.
Fundación Dar amor, Dar Vida, AC