Sergio Parra Dávila, apicultor

“Gran actividad con insectos nobles”

Con motivo de la publicación de la encíclica Laudato sí’ del Papa Francisco, en la que se nos invita a cuidar nuestra casa común, el mundo, ¿te has preguntado qué beneficios obtenemos los seres humanos, por ejemplo, de las abejas?

En esta edición don Sergio Parra Dávila narra su experiencia como apicultor. De entrada, aprendió a ser apicultor gracias a su padre: “Me dedico a la producción y exportación de miel a Alemania. Desde hace muchos años mi padre tenía la apicultura como un pasatiempo, y con él aprendí de las abejas. Despues, tomé cursos y he asistido a varios congresos nacionales y en el extranjero; además, la práctica es muy importante y la lectura, he leído muchos libros sobre el tema”.

El mundo de las abejas

“La colmena está compuesta por una reina –explica don Sergio–. La reina escoge el número de zánganos, los inseminadores de la reina. Tambien existen obreras, a estas las califica la reina de acuerdo con las necesidades: unas son las pecoreadoras, quienes van a recolectar la miel; las exploradoras salen de tres a cinco kilómetros alrededor de la colmena a localizar la miel; las nodrizas alimentan a las larbas desde el huevecillo y ya que se produce la abeja; las soldados protejen la colmena de invasión de hormigas o de otros insectos y las obreras o las sarcófagas limpian constantemente la colmena”.

“El trabajo de una reina es poner entre mil y mil 300 huevos diarios para reponer a las abejas que están muriendo. A la abeja reina se le compra ya inseminada. La mayor parte de la comunicación entre las abejas se da por las feromonas, pero también por las alas, es el lenguaje de la colmena. Por ejemplo, las exploradoras detectan exactamente dónde se encuentra la miel, regresan y, a través de las alas y un baile, les dicen a las pecoreadoras dónde está ubicada”.

Poca población de abejas en México

Don Sergio indicó que la abeja tiene una vida de cinco semanas, a excepción de la reina que vive de tres a cinco años; sin embargo, recalcó que es recomendable que cada año muera la reina y entre una reina nueva”.

Sobre la situación de la apicultura en el estado, planteó: “Hay pocos apicultores en Nayarit, comparado con otros lugares. Argentina, hace diez años, no producia ni la mitad de miel que México producía y hoy ese país produce entre tres y cinco veces más que México. México tiene montañas y gran variedad de flores, la apicultura puede ser una gran actividad para los jóvenes que egresan de las universidades, desarrollarles esa actividad: primero, es un medio de sustento; segundo, una forma de traer divisas al país y tercero, repoblar a México de abejas, porque hay muy poca población de abejas aquí”.

Productos del campo requieren polinización de la abeja

“Otras de las funciones de la colmena es rentarlas. Hoy hay muy poca abeja silvestre, por el daño que le hemos hecho a la ecología con todos los químicos que se agregan en el campo, como los pesticidas; ha muerto mucha abeja silvestre, por lo que ha bajado la productividad de los campos agrícolas. Por ejemplo, un árbol de mango, si se cubre con una malla por la cual no pasen abejas, dará unos diez mangos; en cambio si se le retira la malla y se permite que las abejas polinicen, cada árbol dará más de mil mangos. Es decir, la productividad de los frutales de la mayor parte de los productos alimenticios del campo requieren de la polinización de la abeja.

El apicultor –continúa–, para protegerse de las abejas utiliza un overol sellado hasta el cuello; encima, un velo desde las muñecas, bien sellado con malla de alambre y guantes de cuero de piel de cerdo, que es la más flexible. Al acercarse a la colmena, para mantener en calma a las abejas, se utiliza humo, porque si se abre sin echarlo se hace un alboroto terrible y se lo acaban a uno con todo y traje. Tenemos apiarios de 25 colmenas cada 100 metros para evitar riesgos de picaduras”.

Cambio climático y tecnología les afecta

“Para cuidar a las abejas se recomienda lo que ya se hace en muchos países: ir eliminando los pesticidas que matan muchos insectos, sobre todo los que acaban con la abeja; es necesario usar pesticidas orgánicos. Algo grave que está sucediendo es que los teléfonos celulares están afectando seriamente a las abejas. La abeja tiene grabada una posición GPS, con las microondas de los celulares, al mediodía, cuando están más fuertes los rayos solares, a la abeja se le borra su GPS, olvida de dónde venía, se pierde y muere en el campo”. El mundo de las abejas es ordenado. Uno de los factores que afecta a la apicultura es el cambio climático.

Cuidado con la miel que se compra

El apicultor reflexiona: “La apicultura es un oficio bonito, muy provechoso. Ojalá adquiriéramos el hábito de consumir miel. El mexicano promedio al año consume 320 gramos de miel; el alemán, por su parte, consume entre 14 y 16 kilos al año. Los alemanes creen mucho en los beneficios de los productos de la abeja: la miel, el polen, el veneno de la abeja y el propoleo, son muy apreciados en Europa, pero aquí como lo tenemos en abundancia no se valora.

Por otro lado, es muy triste ver la deshonestidad de mucha gente que dice vender miel, pero no lo es, es 20 por ciento miel y el resto lo rellenan con alta fructuosa, un azúcar que no tiene beneficio, al contrario produce diabetes. Es difícil conseguir miel pura. La miel pura se nota en el olor, el sabor y la consistencia, pero es dificil identificarla; se puede verificar por métodos químicos. Lo mejor es acudir con apicultores honestos o con las asociaciones de apicultores, que vendemos miel pura”.

Irma Patricia Valdez Parra

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Comentarios a la autora: (valdez@lasenda.info)