A menudo contemplamos a los santos distantes de nosotros y de nuestro estilo de vida, posiblemente porque su época fue otra y por lo tanto requirió acciones distintas a las que hoy practicamos. Por supuesto, los veneramos y confiamos en su intercesión ante Dios, pero nos olvidamos que ellos son modelo para los cristianos.
Hoy quiero recordarte, que tú y yo podemos ser santos; sí, podemos convertir nuestra vida en un camino de santidad, en medio de nuestro siglo y sus realidades, en cualquier vocación y siempre, de diferente manera, es decir, siendo tú mismo.
¿Santo, siendo yo?
Claro; cuando Dios te creó puso en ti, cualidades y capacidades que te hacen único y diferente a todos los demás. En la medida que las vayas descifrando podrás ponerlas al servicio de la vida, los amigos, la familia e incluso, los desconocidos. Tan solo debes descubrirte, formar tu identidad, pero no ante las ideas y propuestas del mundo, sino ante Aquel que te pensó y te tejió en el vientre materno con todo el amor.
Sobre beatos y santos reconocidos por la Iglesia hablaremos en la siguiente edición, por ahora, no olvides que cada día, bañado en gestos de caridad, es camino seguro a la santidad.
Lic. Julyssa Gómez