¿Qué significa la Navidad?

A veces, de tanto hacer algo, se nos olvida por qué lo hacemos o para qué sirve. Algo semejante puede pasarnos con la Navidad. Tanto nos la promueven, tanto nos la recuerdan los medios y la publicidad, que corremos el riesgo de olvidar o, por lo menos, diluir su significado. Por eso, vale la pena detenernos un momento y recordar qué significa esta fecha y de qué manera la estamos viviendo.

Se trata, claro, de una celebración de la familia, donde nos reunimos para pasarla lo mejor posible; convivimos y recordamos esas viejas anécdotas de familia que tanto significan. Y también es la celebración por medio de la cual pasamos a formar parte de la familia del mismo Dios con el nacimiento de Jesús.

Por supuesto, es una celebración de los niños, a quienes les llegan misteriosamente regalos y donde se juega el juego amoroso de buscar los juguetes con la intención de comprobar si los Santos Reyes de veras existen. También es la fiesta de los adultos y ancianos, porque todos, en algún rincón de nuestra alma, no dejamos nunca de ser niños. Pero, sobre todo, celebramos al más importante de todos los niños, al Niño Jesús, que nació como el menos importante de los infantes y llegó a ser el más importante de los hombres, Dios hecho hombre.

Celebramos la ocasión de poder demostrar a los amigos nuestro aprecio y cariño, y la posibilidad de intercambiar regalos. Aquí, posiblemente, es donde más han influido el comercio y los medios para hacernos sentir incómodos o incompletos si no damos un obsequio que, entre más costoso, mejor.

Pero, exageraciones aparte, no deja de ser valioso celebrar la generosidad y el cariño de manera concreta. Y con esto, posiblemente sin ser conscientes, celebramos el mayor de todos los regalos: a Dios Padre regalándonos a su Hijo para salvarnos del pecado y de la muerte.

Antonio Maza Pereda

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