La voz del Obispo
A los hombres y mujeres de buena voluntad, los saludo con fe y esperanza ante la próxima Navidad.
Una voz clama en el desierto
En el segundo domingo de Adviento, en el Evangelio el apóstol San Mateo llama a Juan Bautista como la voz que clama en el desierto, voz que invita al arrepentimiento y que no tiene mucha respuesta.
Hoy, al acercarse la Navidad, la Iglesia nos invita a sumergirnos en el ambiente de espera y esperanza que anunciaron los profetas y que vivieron Ana, Zacarías, José y María, ante el nacimiento de Jesús, el Mesías.
Sin embargo, esta voz de la Iglesia trata de ser silenciada por el ruido de la propaganda comercial y por el consumismo, que invitan una y otra vez a comprar regalos y juguetes que serán entregados en la Navidad venidera.
Las palabras de la Iglesia, que invitan a la oración, a la reflexión, a una preparación espiritual para celebrar el Nacimiento de Jesús, son opacadas por el ruido estridente de las pre-posadas, posadas y la publicidad insistente en la radio y en la televisión, que invitan a la compra de miles de productos que, dicen, harán felices a niños, jóvenes y adultos en Navidad.
Ayer, Juan el Bautista; hoy, la Iglesia, son voces que claman en el desierto.
Les traigo una buena noticia
En la Misa de media noche de la Navidad, leeremos en el Evangelio escrito por San Lucas: El Ángel dijo a los pastores: no teman, les traigo una buena nueva, que causará gran alegría a todo el pueblo; hoy les ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor.
El Nacimiento de Jesús fue buena noticia para los pastores y para el pueblo de Israel. Hoy, Jesús también es buena noticia, porque Él es la expresión del amor de Dios a todos los seres humanos. Tanto amó Dios al mundo que nos envió a su propio Hijo.
En todo tiempo, pero especialmente en la Navidad, debemos abrir nuestro corazón a quienes viven en la tristeza, a los pobres, a los marginados, a los niños, para hablarles de Dios.
Jesús también es noticia, también es novedad para los hombres y mujeres, hijos e hijas de este cambio de época, de esta nueva época. Sin embargo, a pesar del rechazo a instituciones, a los valores éticos y evangélicos de parte de la nueva cultura, hoy es necesario vivir un encuentro personal con Cristo, una experiencia religiosa, profunda e intensa.
Que esta Navidad 2007, no sea una Navidad más, sino una vivencia única que nos lleve al encuentro con Cristo.
Ante el Niño Jesús, su obispo ora por ustedes.
+ Alfonso H. Robles Cota
Obispo de Tepic