Profecía de Simeón
(Mt 2,22-40)
Queridos hermanos, este domingo 02 de febrero, vamos a celebrar la fiesta de la presentación de Jesús, en la que según el evangelio se cumple con dos leyes: la primera ley está tomada del libro del Éxodo: “Todo hijo primogénito debe ser consagrado al Señor”, esto para que no se nos olvide que el hijo es un don de Dios, es un regalo.
La segunda ley que se cumple, está en el libro del Levítico: “Una mujer que ha dado a luz debe permanecer sin poder asistir al templo a purificarse”; la Virgen María no necesitaba ninguna purificación, pero ésta era sobre todo de la sangre después del parto y hasta los cuarenta días se presentaba al templo, así que la Virgen María y San José cumplieron con estas dos leyes: llevar a presentar a Jesús y después de la purificación, presentarse al Templo.
El anciano Simeón había recibido la promesa de Dios de que no moriría sin antes ver al Salvador y Dios se la cumplió. Él está feliz con el niño en sus brazos y anuncia que ese niño será la luz que viene a liberar a todos los hombres, pero también le dice a María que ese niño va a ser signo de contradicción, unos lo van a aceptar y otros lo van a rechazar y también le anuncia, que una espada de dolor va a atravesar su corazón. De cualquier modo, Simeón está feliz por haber contemplado al Salvador, y por eso dice “ya puedo morir en paz”.
Ojalá y nosotros cuando llegue el momento de nuestra muerte, podamos decir como Simeón: “Señor, ya he cumplido, ya puedes dejar morir a tu siervo”. Pero sobre todo aceptemos a Jesús como el que viene a ser la luz que guía nuestros pasos por el camino del bien, y no lo rechacemos.
¿Te gustaría recibir a Jesús y que Él ilumine tu vida?
La bendición de Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ti y permanezca para siempre. Amén.
+ Mons. Luis Artemio Flores Calzada
Obispo de la Diócesis de Tepic