Con la violencia doméstica nos encontramos ante un problema complejo tanto en sus inicios como en su desarrollo, que deriva en graves consecuencias. En esta edición trataremos de dar una visión acerca de este problema familiar y social que viven a diario miles de familias, que bien pueden ser nuestros vecinos, amigos, e incluso la propia familia.
La violencia doméstica no es un problema nuevo, pero sí se puede considerar cada vez más próximo. Y no sólo debido a la importante repercusión que en los medios de comunicación tienen los dramáticos sucesos de mujeres o varones maltratados, sino al hecho de que esta violencia haya dejado de considerarse un “asunto privado” y empiece a reconocerse como un “problema de salud pública”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia como: “El uso intencional de la fuerza física o el poder contra uno mismo, hacia otra persona, grupos o comunidades, y que tiene como consecuencias probables, lesiones físicas, daños psicológicos, alteraciones del desarrollo, abandono e incluso la muerte”.
¿Qué es la violencia?
La OMS, dentro de su definición, incluye los siguientes tipos de violencia de acuerdo con el daño intencional producido: violencia familiar, violencia de género, violencia en la pareja. Por lo tanto, consideramos a la violencia doméstica como el uso de la fuerza física o el poder hacia una persona (esposa, esposo, hijos, hijas o algún otro familiar), generando en ellos daños, lesiones, alteraciones en la personalidad y, en un extremo, la muerte.
¿Cuáles serían las causas?
La causa de la violencia doméstica es compleja y multifactorial: las actitudes socioculturales, las condiciones sociales, las relaciones conyugales, los conflictos familiares y los aspectos biográficos, como la personalidad, una historia de abusos y de violencia en la familia de origen, se han relacionado con la aparición de este problema social.
Los cambios sociales de las últimas décadas, que han favorecido la revaloración del papel de la mujer tanto en el ámbito privado (pareja, familia) como en el público (laboral, social), ha dejado ver una relación más igualitaria entre hombre y mujer, haciendo posible que el problema de la violencia doméstica haya salido a la luz. La no-aceptación de estos cambios por el varón, e incluso por la mujer, y ver peligrar lo que para algunos era vivido como privilegio, ha podido favorecer la aparición de la violencia.
Quizá estas causas están en el trasfondo del problema, pero hay factores de riesgo y situaciones de especial vulnerabilidad que explicarían por qué en contextos similares se producen las situaciones de violencia y en otras no.
¿Cómo se expresa la violencia?
La violencia tiene infinidades de expresiones, porque son diferentes las causas que la ocasionan; algunas serían: abuso verbal, físico, sexual, financiero o emocional, intimidación, negación de derechos, control.
Algunas consecuencias
Conocemos tres de las consecuencias más comunes producidas por la violencia doméstica: los daños físicos, psicológicos y sexuales; sin embargo, la dinámica social actual ha hecho que las estructuras familiares cambien, generando así situaciones, problemas y conflictos nuevos.
Sin duda alguna, este tema es un problema familiar y social que vivimos a diario y que posiblemente ya no lo distinguimos, porque puede ser que estemos tan acostumbrados a vivir de esa manera que ya sea parte de nosotros mismos. Con los elementos que acabamos de proporcionar, si experimentas algún tipo de violencia doméstica, plática con tu pareja para que lleguen a acuerdos, compartir problemas, acudir con alguna persona de confianza que pueda escucharte, o con un profesional de la salud.
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Miguel Ángel Huerta Gómez
Comentarios al autor ( semimiguel@hotmail.com )