Muchas veces, cuando las personas preguntan “¿cuántos años son para ‘ser padre’?”, al escuchar la respuesta “once años”, quedan estupefactos y dicen admirados: “¿Por qué tantos? ¿Es necesario que estudien tanto?”, entre otras expresiones.
Formación inicial en el Seminario
Si bien, a primera vista once años puede parecer mucho tiempo de preparación para “ser padre” o, mejor dicho, para ejercer el ministerio sacerdotal, la verdad es que son necesarios y fundamentales porque se trata de una tarea que ha de hacerse de por vida; pero la formación no termina al concluir este tiempo. Los sacerdotes, así como todas las demás personas, no acaban nunca de formarse, por ello se dice que hay una “permanente”, que se prolonga a lo largo de la vida; sin embargo, lo que aquí deseo compartir versa sobre la formación “inicial” que recibimos en el Seminario.
Las Normas básicas para la formación sacerdotal en México estipulan que el Seminario es la “comunidad eclesial que revive la experiencia de los apóstoles reunidos en torno a Jesús Resucitado” (NB, n. 3).
Cuatro dimensiones de la persona
Con base en lo anterior, la formación que nuestro Seminario Diocesano de Tepic otorga es integral e integradora para que, quienes aspiramos al Sacerdocio, asumamos la misión de Jesús Buen Pastor. Al hablar de una formación integral e integradora se quiere decir que es personalizada y comprende distintas dimensiones necesarias para la formación; éstas son cuatro: dimensión personal-comunitaria, dimensión espiritual, dimensión académica y dimensión pastoral.
Los once años de formación están conformados por diferentes etapas, y cada una de ellas busca alcanzar un objetivo específico y la maduración de nuestra respuesta al llamado que Dios nos ha hecho.
Etapas de formación del futuro sacerdote
Los candidatos al Sacerdocio nos integramos al Seminario Menor, en Mascota, Jalisco. Esta etapa está conformada por un año de formación, al que se le llama también Humanidades, porque se establecen las bases “humanas”; mediante el acompañamiento se otorgan herramientas para el desarrollo personal y se introduce en la oración asidua, tanto personal como comunitaria.
La segunda etapa de formación se llama Curso Introductorio, en Ixtlán del Río, Nayarit. Consta de un año. Se introduce en el conocimiento de la espiritualidad del sacerdote diocesano, se intensifica la vivencia comunitaria, se inician los estudios filosóficos y se nos prepara a la pastoral.
Las siguientes etapas se cursan en el Seminario Mayor, en Santa María del Oro, Nayarit. La etapa de Filosofía, donde se forma una conciencia crítica y constructiva ante el hombre y ante el mundo, está dividida en tres años. Al comienzo del primer año de Filosofía, recibimos de manos de nuestro obispo las vestiduras litúrgicas propias del seminarista (sotana, cota y banda). En el tercer año se realiza un trabajo amplio de investigación personal sobre algún tema filosófico; dicho trabajo de tesina se diserta al final del curso frente a toda la comunidad del Seminario.
A la etapa de Filosofía le sigue un año de Confrontación vocacional, en el cual se nos envía a nuestros hogares paternos durante los meses que van de agosto a diciembre, con la consigna de vivir en familia, apoyando a la economía del hogar mediante un empleo. Después, de enero a julio, se nos destina a una parroquia junto con los compañeros de grupo para formar comunidad, adentrándonos en la vivencia de las personas, trabajando, casi siempre en el campo, y palpando de cerca la realidad que afrontan las personas.
Último trecho
Posteriormente viene la etapa de Teología, cuatro años durante los cuales se consolida la configuración con Jesucristo maestro, sacerdote y pastor. Se profundiza en el estudio de la revelación cristiana y es en esta etapa donde se nos admite a las Órdenes Sagradas y se nos confieren los ministerios laicales del Lectorado y Acolitado, previos y necesarios para recibir el diaconado. Al igual que en la etapa de Filosofía, se debe realizar un trabajo teológico de tesina.
Por último, al concluir todas las etapas de formación en el Seminario sigue un año de Experiencia pastoral, también conocido entre nosotros como “Quinto de Teología”; se nos destina a una parroquia para ser acompañados por un sacerdote experimentado, consolidar los valores adquiridos en el Seminario y confirmar la propia vocación. Y de esta manera, “once años de formación” culminan para dar paso al ministerio sacerdotal.
Héctor Manuel García Nieves
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