Nuestra Iglesia, Madre amada y amorosa

 

Derivado de indagaciones diversas se sabe que Jesús solamente en dos ocasiones se refirió a la Iglesia (Mt 16.18; 18.17); la extensión del reino de Nuestro Señor aparece en múltiples ocasiones en Sinópticos.

Es importante encontrar la fórmula para amar a nuestra Madre Iglesia y estar unidos ante las adversidades, templar nuestra actitud ante los desaciertos con el apoyo de nuestro Señor, tener en la conciencia que los problemas no pueden detener el avance de un país tan hermoso como México, con la capacidad demostrada de nuestro espíritu para abrirse al mundo con intensidad y fuerza, con proyecto y alternativas innovadoras; a todo esto no se le puede poner un alto.

 

La Iglesia en un mundo cambiante

Las actitudes no pueden desviarse del camino señalado por nuestra Madre Iglesia, de lo contrario estaríamos expuestos a situaciones nada favorables. Tener conciencia de que se viven momentos cruciales en el mundo: aspectos económicos, políticos, culturales y educativos son replanteados a partir de diferentes percepciones. Preocupa y sienta precedente cada respuesta.

Nuestra amada Madre Iglesia, la que nos heredó Jesús para amar por siempre a su Padre, porque Él no duda un momento en acudir a nuestro auxilio. El alimento espiritual para el ser humano globalizado, este interesante módulo ante una realidad demasiado escatológica.

 

Análisis perturbador

En estas fechas de contrastes políticos, económicos y de reajustes de la educación oficial, recurrí a interesantes lecturas e informaciones periodísticas; me detuve en un breve análisis de lo humano. Aclararme la noción de las sociedades modernas desde una percepción totalmente mayéutica, incursionar en el pensamiento de los habitantes de diversas latitudes, llegar hasta sus conceptos más claros de lo que es realmente la felicidad para cada uno. Me llené de sorpresas al darme cuenta de su displicencia hacia nuestra Madre Iglesia.

Ese hermoso momento de lecturas sobre diversos temas religiosos me llevó a recapitular el nacimiento de la Iglesia derivando su nombre del griego ekklesé-a(de ekkaleo, que significa llamar fuera); es una reunión pública en orden. Bien, ¿a qué quiero llegar?, es simple: ha calado tan hondo en mi corazón rescatar a mi prójimo del materialismo insano y llevarlo hacia el alimento espiritual, que estoy buscando algunas estrategias al respecto y eso me llena de alegría, con lo poco que logre tendré la satisfacción de ser útil a mi formación católica alimentada con paciencia por mi familia.

La Iglesia ha dado respuesta a su entorno

Reflexiono y me convenzo cada vez más de la perversa condición material en la que está el ser globalizado. Estos acercamientos al quehacer y transformación humana derivan de la visión de la Iglesia a través de 297 encíclicas dadas a conocer en los dos últimos siglos; algunas llegaron a la esencia de su objetivo como la Rerum novarum, que vio la luz en 1891: el Papa León XIII señaló entonces las condiciones de trabajo en las condiciones inhumanas de los obreros.

La explicación es sencilla: el Papa describió las condiciones de trabajo en los albores de la Revolución Industrial; es evidente que este documento buscó transformar las condiciones de trabajo de grandes masas de obreros. Explotación agresiva, condiciones de vida miserables jamás conocidas. La Madre Iglesia afrontó con justicia el momento histórico, en una parte de su reacción se lee: “Es inhumano abusar de los hombres, como si fueran cosas, para sacar provecho de ellos”.

 

Alimento espiritual que reanima

Nuestra Madre Iglesia, a través de los clérigos, llama a cada momento a pensar en lo importante que es la palabra de nuestro Señor Jesucristo, el alimento espiritual que nos proporciona para continuar y liberar nuestras necesidades a partir de abandonarnos en Él, que es nuestro Padre y defensor permanente. No hay que olvidar que no se puede tener a Dios como Padre si no se tiene a la Iglesia como Madre.

 

 

Mtro. Luis Ignacio Zúñiga Bobadilla

 

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Comentarios al autor: (direccion.vallarta@univa.mx)

 

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