Entrevista a Hna. Martha Gabriela Hernández Martín del Campo, Vicaria General
A raíz de la beatificación de la Madre Inés, con frecuencia se escucha que la “Familia Inesiana” está agradecida con Dios y plena de gozo por este acontecimiento. Pero, ¿cuándo nace la Familia Inesiana?
“El término ‘Familia Inesiana’ nació después de la muerte de la Madre María Inés. Su testimonio de vida, sus palabras escritas o expresadas se fueron haciendo cada vez más claras y propiciadoras de comunión.
Ya ‘ardían nuestros corazones’ al vivir con ella y escucharla como transparencia de Jesús, pero cuando fue llamada al Cielo fue creciendo este conocimiento y conciencia de ser familia en torno a un carisma del Espíritu y así brotó, sin dificultad alguna, el llamarnos ‘Familia Inesiana’ a todos los que, siguiendo una vocación específica, queremos vivir alegremente la espiritualidad misionera, mariana, sacerdotal y eucarística que nos fue otorgada a través de ella”.
¿Cuántos miembros tiene la Familia Inesiana?
“Hasta el momento podemos contar como parte integrante de esta gran familia a las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento, los Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal, Van-Clar, las Misioneras Inesianas Consagradas, el grupo sacerdotal Madre Inés y Familia Eucarística. Así que, con la gracia de Dios formamos una familia de familias dentro de la Iglesia Universal. Contando a los numerosos laicos que se han ido integrando, podríamos decir que superamos los 5 mil miembros”.
¿Qué se requiere para pertenecer a algún grupo de la Familia Inesiana?
“Sentir el llamado específico del Señor a vivir un compromiso intenso de la gracia del Bautismo, vivir la espiritualidad de la Madre Inés, siendo almas adoradoras de la Eucaristía y haciendo presencia en lugares donde aún no ha sido proclamado el nombre de Jesucristo, si no de manera presencial, sí de manera espiritual, desde cualquier lugar con el corazón siempre ardiente en ofrecer oración y sacrificio, cualquiera que sea su actividad, para que todos conozcan y amen a Dios.
También se puede estar trabajando por los Derechos del Concebido, visitando hospitales o cárceles, colaborando en los medios de comunicación para la Nueva Evangelización y muchas otras formas para la extensión de su Reino. Esto, insertos en la misión de la Iglesia Universal, experimentando el sentido de pertenencia a la Iglesia expresado en la realidad parroquial, diocesana y en adhesión y amor al Santo Padre”.
La hermana Martha fue alumna del Colegio Isabel la Católica; allí, siendo muy pequeña, conoció a Madre Inés; más tarde, ya Vanclarista, recibió de ella una conferencia y de novicia de las Misioneras Clarisas los Ejercicios Espirituales que precedieron su profesión religiosa, realizada, junto con 17 compañeras, en la Basílica de Guadalupe. Finalmente llegó a Roma “doce días antes de que ella fuera llamada al Cielo”.
“La impresión que me dejó en cada ocasión fue siempre el ser una persona llena de Dios… Su testimonio me invita a mirar alto, me impele a abrir horizontes y traspasar fronteras en todos los sentidos. Su ejemplo y presencia espiritual me ayuda y conforta en toda ocasión”.
¿Cuáles son las expectativas de las Misioneras Clarisas a partir de la beatificación de su fundadora?
“Un compromiso mayor a retomar en profundidad la doctrina de la Madre María Inés, a compartir con el mayor número de personas posible esta espiritualidad que ahora pertenece a toda la Iglesia. Continuar el camino, pero con mayor ardor, radicalidad, alegría y actualidad”.
¿Cuál es el mensaje de la madre María Inés, a través de sus hijos espirituales?
“Es un mensaje de esperanza, de alegría; el decir a nuestros hermanos que se puede vivir en espíritu de familia y que hay muchas cosas positivas en cada persona. Que toda circunstancia gozosa, o difícil nos puede llevar a Dios y que viviendo en intimidad con la Santísima Virgen se alcanza la gracia de amar más al Señor y al prójimo”.
Hna. Ma. Isabel Orozco Lugo, Misionera Clarisa