Como parte integrante de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Mons. Alfonso H. Robles Cota fue seguido en su actuar como Obispo de Tepic, en el contexto de la Iglesia particular en México. Mons. Carlos Aguiar Retes, Presidente de la CEM, habla de la labor episcopal de don Alfonso en nuestra diócesis, de su calidad como persona y de los frutos y retos que dejó y supo afrontar con resultados positivos.
¿Qué es lo que personalmente le impactó más del ministerio episcopal de don Alfonso Humberto Robles Cota?
El ministerio de don Alfonso, durante estos 27 años, ha tenido evidentemente un proceso largo, en el cual la Diócesis de Tepic ha conocido su persona. Puedo decir, desde mi experiencia, que lo primero que me llama la atención, desde los inicios del Episcopado de Mons. Robles Cota, fue su personalidad característica, que es muy hermosa, por la transparencia y la sencillez en su trato con todo tipo de personas.
Creo que don Alfonso ha mostrado ese criterio evangélico que no hace excepción de personas. Para mí, este criterio lo ha mantenido en estos 27 años; esto lo confirmo, y no sólo como una percepción personal, sino que así lo perciben diferentes zonas y sectores eclesiales y sociales que han tenido la oportunidad de tratarlo.
¿Cuáles serían las enseñanzas más importantes que don Alfonso le ha dado a la Diócesis de Tepic?
Creo que la primera que demostró: ser un hombre de fe, que ha tenido que afrontar todo tipo de situaciones con una fortaleza espiritual, no se ha quebrado, no se ha detenido, nunca se ha echado para atrás; siempre confiando en que de alguna manera los problemas se tienen que solucionar.
Y también al trabajar con él, me doy cuenta de la confianza que da a sus compañeros. Pienso que esa es una gran enseñanza: ser un hombre de fe que cree en que Dios actuará y abrirá caminos, y la confianza hacia los colaboradores más cercanos.
¿Cuáles son los aportes de un obispo a la sociedad?
El obispo es un líder que desde el aspecto espiritual va orientando, conduciendo, señalando caminos de esperanza. Un obispo es un hombre de fe, un hombre de Iglesia, es una persona que sabe que la esencia de la vida humana está en Dios y que el modelo a seguir es Jesucristo; entonces, eso habla de una persona convencida, que está simplemente para servir al Espíritu de Dios, el Espíritu Santo.
¿Qué significa hoy ser obispo en México?
Sobre todo, una gran responsabilidad, porque la Iglesia, en comunión con la Santa Sede, trabaja por la salvación del pueblo, que es rico en su fe católica. El obispo es un líder que sabe que no puede defraudar.
¿Cuáles son los retos que debe de afrontar el obispo mexicano en la actualidad?
El obispo debe estar consciente de que nos encontramos en un proceso de transición, en un cambio de época, y que ante esto debe mantenerse con una gran claridad, para apoyar a quienes nos mantenemos en la fe; buscando también a quienes no comparten la misma fe, dándoles a conocer el Evangelio. Debe, asimismo, mantenerse firme en su fe y convicciones, creando buen ambiente.
Y fortalecer los otros ámbitos, como el político, que va en la línea de consolidación, así como lo educativo, lo social, buscando siempre que la cultura sea plural; pero a la vez con esa iniciativa para difundir el Evangelio, abarcando todas las líneas de la vida de la sociedad, para que de este modo la misión del obispo crezca y fructifique, y sea motivo de esperanza para todos los laicos.
¿Cómo, el obispo, puede ser más contundente, más convincente en la propuesta del mensaje evangélico?
Siendo coherente consigo mismo, dando un testimonio muy claro, y de esa manera logrará no solamente ser discípulo de Cristo, sino un maestro en la sociedad.
Rafael Rentería / Prensa CEM