Prácticamente es imposible llenar un estadio convocando a las personas para alabar a Dios. Es una tarea fácil, sin embargo, si se presenta un artista secular, ya sea un cantante o un actor; pero cuando se trata del Señor Jesucristo, la sencillez se transforma en complicación, y el proyecto se torna humanamente imposible. Esto es una guerra, y cuando nuestro Dios nos entrega esta encomienda, nos preguntamos ¿será posible, o se trata de una misión imposible? La respuesta es sencilla y la encontramos en el Evangelio según San Lucas: “Porque para Dios nada es imposible“ (1, 37); de este modo, esta respuesta la podremos convertir en una pregunta para decir, ¿qué es más fácil, llenar un estadio o que una mujer que no ha conocido varón dé a luz?
Anualmente, miles de personas, cuando no millones, mueren a causa del uso y abuso de las drogas, el alcohol; el crimen organizado, el narcotráfico o por pandemias como el sida y el hambre. Un buen número de esas muertes se habrían evitado si estas personas hubieran tenido en su corazón el mensaje de salvación. Lo más alarmante del caso es que cada día miles de almas se condenan a una eternidad sin Dios, por el simple hecho de que tú y yo no hacemos nada para que el mensaje del Señor llegue a ellos. Es tiempo de despertar, de trabajar, de dar lo que se nos ha confiado en nuestras manos. Esto no es una petición sino un mandato salido de los labios de nuestro Señor Jesucristo: “Vayan por todo el mundo y anuncien la buena nueva a toda la creación” (Mc 16, 15).
Por tal motivo, presentamos un proyecto alternativo por medio del cual miles de personas pueden rendir su vida al Rey de reyes y Señor de señores, al único Dios verdadero, quien fue, quien es y quien ha de venir.
En forma secuencial, este proyecto está dedicado inicialmente a los católicos practicantes (grupos apostólicos) y a aquellos que aunque han entregado su vida a Jesús no están convencidos del plan que Dios tiene para sus vidas. Esto no significa que los católicos no practicantes queden fuera de este proyecto, al contrario, el objetivo final es hacer llegar a ellos la Palabra de Dios. Después de integrar un ejército evangelizador, nos esforzaremos por llegar el Evangelio a todos los rincones posibles de nuestra Diócesis de Tepic, y dar pauta para que los evangelizados se integren a los diferentes grupos apostólicos.
La puesta en escena
“Los he llamado para que rescaten esta generación entera, no tenemos mucho tiempo, los problemas son graves… ¡necesitamos despertar al gigante!… muchos se dicen ser mis seguidores, pero pocos viven mis enseñanzas”.
Con estas palabras, lo imposible se comenzó a hacer posible. Con un lleno total, el Teatro del Pueblo AlíChumacero de Tepic vibró el pasado 10 de diciembre con el inicio del proyecto “¿Misión imposible?”, una idea que fue concebida por Jesús Topete, miembro de la comunidad católica Alianza Discípulos de Jesús, y que se vio realizada por el esfuerzo de numerosos fieles de nuestra diócesis, que por amor a Cristo trabajaron arduamente durante días con sus noches.
Esta divertida propuesta cuenta con varios personajes, entre los que resaltan los agentes, que tienen como misión “despertar al gigante”, que es aquella gente que no ha tenido un encuentro con Cristo y que cuenta con un gran potencial para transformar al mundo, puesto que “se va a formar un ejército”. Cada agente, a su vez, tiene una misión particular, la cual la realiza a través de diferentes virtudes:
- Agente Alex, rescatar a las familias.
• Agente John, que la niñez vuelva a soñar.
• Agente Leo, la televisión “tú tienes el control”.
• Agente Nequiz, salvar el sentido de la Navidad.
• Agente Dony, recuperar a la juventud.
El mensaje de los agentes
Todos sabemos que la familia es el núcleo de la sociedad, por ello es importante que se rescaten los valores en su interior para que de verdad pueda haber un cambio en nuestra realidad. En ella encontraremos el camino a seguir para vivir una auténtica vida cristiana, una vida feliz, un vida plena si la familia está adherida a Cristo y a su Iglesia.
Los niños tienen derechos y uno de ellos es soñar, tener ilusiones, motivaciones para crecer, desear algo grande, sin que nadie se los impida. Un niño amado, libre, protegido y, por supuesto, también dirigido por buenos caminos será un niño feliz, que algún día podrá realizar esos deseos, sueños e ilusiones que sólo un corazón limpio e inocente puede anhelar.
Muchos satanizan el televisor, mas en realidad no es del todo negativo, puesto que sin éste muchas bellas imágenes no llegarían hasta nosotros, como programas que resaltan a la naturaleza, películas de buen contenido, etcétera; así como tampoco nos enteraríamos, en vivo y a todo color, de lo que sucede en nuestro mundo para poder hacer algo por él. Estos son sólo algunos de los muchos ejemplos positivos que la programación televisiva aporta. Sin embargo, hay que recordar que necesitamos criterio para verla y para analizar si permitimos o no a nuestros hijos que la vean, en el sentido de discernir sobre de qué queremos que se llenen sus corazones. Y tú, ¿tienes el control?
Mucho se habla y pregona sobre el materialismo que se vive en Navidad; nosotros mismos, incluso, ya hicimos nuestras compras y tal vez recibimos algún regalo. Pero de verdad, dar y recibir regalos es lo central de esta época. Lo malo es que oímos, mas no escuchamos que la Navidad es una preparación para el nacimiento de Jesús en nuestros corazones y en el de nuestra familia. Por ello, que la preparación externa sea un signo de nuestra preparación interna.
Se dice que los jóvenes son el futuro de la humanidad; sin embargo, la realidad es que son el presente, el ímpetu que conllevan las ganas de vivir, de trasformar el mundo; mas, al mismo tiempo, son también seres débiles y vulnerables ante los desafíos y tentaciones del mundo, un mundo astuto, que vive aprisa, tendencioso. Sólo abrazados a Cristo podremos vencer a “la matriz”, a Satanás, que busca sabotear por todos los medios el proyecto de Dios. Hay que celebrar con júbilo que Cristo venció, y que con Él vencemos también, siempre con Él y en Él.
Una nueva evangelización
La música cristiana, bajo la batuta de talentosos músicos de diversos grupos, prendió al público el pasado 10 de diciembre, que bailó y cantó dando gloria a Dios. Esto es parte de la nueva evangelización antes mencionada, que contempla llegar a todos los rincones de la diócesis mostrando a un Jesús vivo, alegre, dinámico, que nos ama y nos llama a la felicidad, a la plenitud, a ser seres libres de esclavitudes como el consumismo, el materialismo, el hedonismo, entre otros males.
Como cristianos tenemos el privilegio de poder llevar a Jesús a todas partes, de mostrarlo tal como es: humano sin perder su divinidad, cercano, fraterno. En nosotros, su Iglesia, toma carne y sigue realizando su obra. Somos el gigante que está dormido, el gigante que es capaz de arrasar con todo y establecer el Reino de Dios aquí y ahora, no en un futuro lejano, ideal y perdido.
Así lo expresó el mismo Jesús Topete, coordinador del evento, quien señaló que fue un “despertar en el corazón la verdad, el hecho de que hay solución. Cristo está vivo y no es aburrido”, y agregó: “pretendemos sentar las bases para una nueva evangelización, con nuevos medios, más fresca”.
Enhorabuena para estos guerreros de Cristo que comienzan con la ardua labor de despertar al gigante. Pero cabe que cada uno se pregunte: Y yo, ¿qué hago por mi Iglesia?, ¿acaso soy yo también parte del gigante dormido? Sin duda que ¡es hora de despertar!
Ing. Jesús Topete / Fernando E. Rodríguez