Francisco Javier Herrera, cantante de música sacra
El señor Francisco Javier Herrera lleva 48 años de su vida dedicándose a la música sacra, y en esta edición nos habla sobre su oficio.
Destinado para grandes cosas
“Desde que estaba pequeño, tendría unos 8 años de edad, mis padres nos fomentaron a mis hermanos y a mí la música y las bellas artes. Tuvimos maestro de piano, violín, de idiomas y de baile. Fuimos siete en la familia, con unos padres maravillosos, quienes nos fomentaron los valores, el temor de Dios y los mandamientos; fueron unos padres muy caritativos, hacían muchas obras de caridad con las congregaciones de los Franciscanos, las Madres Adoratrices, las Madres Clarisas y Evangelizadoras de los Pobres. Todo eso nos sirvió, porque uno cosecha lo que sus padres siembran. Yo me dediqué a la música sacra, la maestra de piano me decía que tenía excelente oído musical y que estaba destinado para grandes cosas; pero yo hacía trampa con la partitura porque la oía y me la aprendía de memoria, no la leía, la sacaba de memoria porque me daba flojera leer la nota”.
Con el paso del tiempo el señor Herrera se fue adentrando más en el mundo de la música sacra: “Cada vez me fui dedicando más a la música sacra, que significa música sagrada o para Dios. Yo hice mis pininos en el templo del Señor del Consuelo, porque la casa de mis papás quedaba cerca de ahí; yo empecé con el padre Enrique Mejía, mi padrino, quien me decía el “Peor es nada” porque cuando el maestro Enrique Bustos no iba, él decía: “A ver, háblenle a Peor es nada”; e iban a mi casa a buscarme y yo iba a cantar. En ese tiempo se cantaba en latín, las misas eran en ese idioma, el sacerdote todavía daba la espalda a los feligreses; de ahí nació mi sentido y oído musical para dedicarme a los cantos a Dios nuestro Señor”.
Al recordar a sus hermanos, nos platicó que de los siete, cuatro cantaban juntos y eso le gustaba a la gente: dos mujeres, la soprano y mezzo soprano y de los hombres, los dos eran tenores: “Mi hermana Rosita falleció, tenía una voz maravillosa; después, cada quien tomó su camino, y yo seguí de lleno en esto; también di clases en el Instituto México, en el Colegio Cristóbal Colón, así como clases particulares de música”.
Es un placer cantarle a Dios
Francisco Herrera, quien dijo que ha ido a ranchos a cantar y a muchos lugares de Nayarit, así describe su trabajo: “No le llamo trabajo a lo que hago, le llamo placer cantarle a Dios, es una experiencia maravillosa dedicarme a este bello oficio. Mi trabajo yo se lo dedico a Dios nuestro Señor y claro, también recibo una remuneración y eso me ha servido para el alimento de mi familia y darles una carrera a mis hijos. Bendito Dios por el don maravilloso que me da cantarle a Él y transmitir su mensaje a las personas que asisten a la Eucaristía”.
Al hacer memoria sobre cuáles han sido sus participaciones más significativas, dijo: “Participé en varias celebraciones presididas por el señor Obispo Emérito Alfonso Humberto Robles Cota en la Catedral de Tepic; llevaba la batuta en el órgano con un coro monumental; claro, previamente ensayábamos. Fueron experiencias muy bonitas que me llenaban. También en la ciudad de Guadalajara, en el Templo Expiatorio, mis hermanos y yo cantamos en Misas solemnes con obispos y arzobispos”.
Transmitiendo un mensaje de amor
Para lograr tener una interpretación en cada uno de los cantos y no sólo quedarse en la ejecución de la pieza musical, el señor Herrera platicó: “Me concentro en lo que hago, me concentro en Cristo Jesús, porque dedico a Él mi canto; me concentro en transmitir ese mensaje de amor, de paz, de acción de gracias a Dios. Las personas sienten esa emoción que siento y transmito, me lo han hecho saber y me han felicitado. He compuesto varios cantos, es como una iluminación que Dios me da: primero, sentir las palabras y luego ponerle música. Muchas personas me han preguntado por qué no he grabado discos, pero ya estoy en pláticas para grabar el primero. Las canciones que más me gusta interpretar son: ‘Mi precioso Jesús’ y ‘Hay ángeles cantando en este lugar’”.
“Vivo completamente la Eucaristía”
Recalcó: “La palabra músico no embona bien, para mí es mejor la palabra filarmónico, el carisma que Dios me dio es la música sacra. Me da mucho gusto cuando me hablan para cantar en una Misa. De unos 25 años para acá, las personas me empezaron a hablar seguido para cantar en Misas de cuerpo presente. Todavía me emociona la Misa de cuerpo presente, los cantos son los adecuados para el momento, pero no son cantos tristes, hablan de una paz que debemos de tener, de que debemos estar confiados en el Señor, porque Él sabe el día y el momento; todo eso me sirve de experiencia personal, estar siempre preparado para el día que Dios me quiera llamar a darle cuentas”. Compartió que cuando participa en la Celebración Eucarística, atiende con concentración la homilía: “En las homilías procuro nunca salirme, porque es una parte fundamental de la Eucaristía. Me han gustado siempre los carismas de los sacerdotes, cada uno tiene uno especial, en la homilía después del Evangelio sus palabras saben interpretar la Biblia; de igual manera, la consagración, momento en muchas personas se distraen porque no saben de qué se trata. Aprende uno muchísimo de toda esta experiencia”.
Un profesional nunca deja de cantar
En cuestión de anécdotas, nos contó: “En una misa, por el mes de agosto llovía y cayó un rayo, y se apagó el órgano. En aquel tiempo eran órganos de caja, con un excelente sonido. Estaba cantando en plena Misa cuando eso pasó, y seguí cantando a capela porque un profesional no deja de cantar aunque no haya luz. Por fortuna, pasados 20 minutos volvió la luz. Antes, si se me juntaban varias celebraciones en un mismo día me estresaba; hoy mido bien los tiempos para estar más tranquilo y no con el tiempo encima”.
La actualización en cualquier profesión es indispensable, al respecto mencionó: “En todo hay que actualizarse, porque si te quedas estancado no progresas. Por ejemplo, de tocar antes en latín ahora traigo mi teclado que reproduce 600 voces e instrumentos del mundo. Procuro tomar cursos de actualización de música sacra, en últimas fechas fui a Guadalajara”. Por último, recomendó: “A quienes se dedican a este bello oficio, les digo que no lo hagan por dinero, que lo hagan con fervor, de corazón y con el espíritu lleno de Dios”.
Irma Patricia Valdez Parra
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