El viernes 17 de septiembre, el Papa Francisco recibió en audiencia en la Sala Clementina del Vaticano a los responsables de las Comisiones de Catequesis de las Conferencias Episcopales que participaron en el encuentro promovido por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización bajo el lema: “Catequesis y catequistas para la nueva evangelización”.
A continuación te compartimos su mensaje:
El gran compromiso de la catequesis solo puede ser eficaz en la obra de evangelización si mantiene su mirada fija en el misterio eucarístico. No podemos olvidar que el lugar privilegiado de la catequesis es precisamente la celebración eucarística, donde los hermanos y las hermanas se reúnen para descubrir cada vez más los diferentes modos en que Dios está presente en sus vidas.
Recordando el pasaje donde los apóstoles preguntan a Jesús cómo habían de preparar la cena pascual, destacan las palabras iniciales con las que los envía son: «Id a la ciudad» (Mt 26,18). Este detalle —pensando en vosotros y en vuestro servicio— nos hace releer el camino de la catequesis como un momento en el que los cristianos, que se preparan para celebrar la culminación del misterio de la fe, son invitados a ir primero “a la ciudad”, al encuentro de las personas ocupadas en sus quehaceres cotidianos. La catequesis —como subraya el nuevo Directorio— no es una comunicación abstracta de conocimientos teóricos que hay que memorizar como si fueran fórmulas matemáticas o químicas. Es más bien la experiencia mistagógica de quienes aprenden a encontrar a sus hermanos allí donde viven y trabajan, porque ellos mismos han encontrado a Cristo, que les ha llamado a ser discípulos misioneros. Debemos insistir en indicar el núcleo de la catequesis: ¡Jesucristo resucitado te ama y nunca te abandona! Este primer anuncio nunca puede encontrarnos cansados o repetitivos en las distintas etapas del camino catequético.
Quiero recordarles que la evangelización no es jamás una mera repetición del pasado. Los grandes santos evangelizadores, fueron creativos, con la creatividad del Espíritu Santo. Abrieron nuevos caminos, inventaron nuevos lenguajes, nuevos “alfabetos”, para transmitir el Evangelio, para la inculturación de la fe. Esto requiere saber escuchar a la gente, escuchar a los pueblos a los que se anuncia: escuchar su cultura, su historia; escuchar no de forma superficial, pensando ya en las respuestas prefabricadas que llevamos en el maletín, ¡no! Escuchar realmente, y confrontar esas culturas, esas lenguas, incluso y sobre todo lo no dicho, lo no expresado, con la Palabra de Dios, con Jesucristo, el Evangelio vivo. La gran tradición cristiana no debe convertirse en una reliquia histórica, de lo contrario ya no es “tradición“. La tradición está viva o no lo está. Y la catequesis es tradición, es tradere pero tradición viva, de corazón a corazón, de mente a mente, de vida a vida. Por lo tanto: apasionados y creativos, con el impulso del Espíritu Santo. He utilizado la palabra “precocinado” para el lenguaje, pero me dan miedo los catequistas con el corazón, la actitud y la cara “precocinadas”. No. El catequista es libre o no es catequista. El catequista se deja interpelar por la realidad que encuentra y transmite el Evangelio con gran creatividad, o no es catequista. Pensadlo bien.
Queridos amigos quiero transmitir mi agradecimiento personal a los miles de catequistas.. Pienso en todos y cada uno. Que la Virgen María interceda por ustedes, para que sean siempre asistidos por el Espíritu Santo. Les acompaño con mis oraciones y mi bendición apostólica. Y vosotros también, por favor, no se olviden de rezar por mí. Gracias.
Papa Francisco, 2021.