En fecha próxima el Halloween llegará y será un motivo más para festejar. Aunque hay miles de personas que no celebran ese día (la mayoría, personas ya adultas, o de la tercera edad) sobre todo por raíces y una cultura bien arraigada; sin embargo, hay jóvenes que han adoptado costumbres de culturas diferentes, mayormente de los vecinos del norte.
La publicidad nos acerca a los vicios
Por lo mismo, de la diversificación de culturas hay más fechas, más razones para celebrar entre los jóvenes. ¿Cuántas veces hemos visto que en los comerciales nos muestran un ambiente divertido con una temática, por ejemplo, una fiesta de Halloween, donde se está consumiendo alcohol, haciendo propaganda a alguna cerveza o tal vez a una marca de cigarro?
Es ahí cuando volvemos con el tema de la juventud; las personas jóvenes son más susceptibles a guardar información en su cerebro de manera inconsciente, y a menudo distorsionan el tema principal de lo que se quiere expresar en el mensaje; aunque esto no deja exentos a los adultos, ya que los comerciales están hechos para que las personas consuman lo que éstos ofrecen. Dicho esto, debemos tener mucho cuidado con la publicidad en los diferentes medios.
A veces la publicidad, por ser explícita, es en cierto modo encubierta, como la que se produce cuando una marca de bebidas patrocina o “esponsoriza” actividades deportivas o culturales de gran trascendencia colectiva, sin hacer una “propaganda” del producto alcohólico en sí mismo. A veces se han alzado voces contra este tipo de actuaciones, que sin duda también fomentan actitudes positivas frente a las bebidas. Con todo y ser importante la incidencia de la publicidad explícita en los procesos de “disponibilidad psicológica” para el alcohol y para el consumo de bebidas alcohólicas, probablemente implícita, por la que la misma sociedad colabora a modelar, mantener y transmitir todos sus patrones de conducta, entre ellos los de consumo de alcohol y todas las actitudes relacionadas con éste.
Niños y jóvenes, más susceptibles a los comerciales
El principal impacto de la televisión es un efecto sutil, acumulado e insidioso, especialmente durante los años cruciales cuando los niños son más susceptibles a su influencia. La exposición a estos medios los provee de mensajes referidos a lo que significa estar “en la onda”, “ser hombre” o “mujer”, o lo que implica estar “dentro” o “pertenecer” a la sociedad. Los niños comienzan a creer que las representaciones de la televisión reflejan la manera en la cual los adultos reales se comportan en el mundo real.
La publicidad puede ser una fuerza extremadamente potente, ya que, abusando del limitado análisis y raciocinio del niño y su natural credibilidad, promueven en éste la intención de beber.
La publicidad impresa también es muy efectiva. Los anuncios asocian típicamente el vino, la cerveza y los licores con fiestas, diversión y sexo entre adultos jóvenes activos y muy atractivos.
Afectación del alcohol en el cuerpo
Recordemos que el alcohol afecta, sobre todo, al hígado y al cerebro.
- Retrasa el tiempo de reacción, provoca descoordinación psicomotora, falta de precisión en el control y la ejecución de los movimientos.
- Somnolencia, cansancio y fatiga muscular.
- Acidez estomacal, vómitos, diarrea, hipotermia, sed, dolor de cabeza y, si la intoxicación es grande, depresión respiratoria.
- El consumo continuado en grandes cantidades produce alteraciones en distintas partes del cuerpo como anemia, problemas cardiovasculares, cirrosis, inflamación en la cara interna del estómago y en el páncreas.
Los padres al pendiente de lo que ven los hijos
El alcohol funciona en el cuerpo del consumidor como un depresor, lo que motiva que la gente se sienta desinhibida, más espontánea de lo normal, facilitando que se asocie con momentos alegres y relajados. Tal asociación promueve su uso y facilita el abuso.
El adolescente se encuentra en especial riesgo de caer en el alcoholismo, puesto que siente que carece de ciertos atributos que el alcohol le brinda, tales como seguridad, sociabilidad, espontaneidad, desinhibición y autoestima.
La única manera de disminuir el impacto negativo de las publicidades en los jóvenes es que en cada familia se tomen ciertas precauciones, como las que le mostramos a continuación:
Seleccionar los programas cuando los niños son pequeños y hacerlo conjuntamente cuando son mayores; hay que recordar que es indispensable dosificar el tiempo de visión, los niños menores de dos años no han de ver la televisión, no sacrificar por la televisión la realización de otras actividades, hacer comentarios y críticas sobre los programas, alertar a los hijos sobre los efectos de la publicidad, no dejar a los niños solos frente al televisor, no encenderlo durante las comidas, y tener en cuenta que el abuso tiene influencia sobre el rendimiento escolar.
El modelo más grande a seguir para la juventud son los mismos padres, los adultos alrededor del joven. Poder experimentar diferentes culturas, aunque sea sólo por diversión, está bien, mientras sea con el debido cuidado ante las demás personas y a sí mismos, sin conductas nocivas para la salud de ambas partes. Disfrutar las festividades multiculturales con precaución; además de recordar el buen manejo de la información que obtenemos de las televisoras o los medios de comunicación en general.
Centros de Integración Juvenil, AC