Madre María Inés Teresa

Necesitamos una fe inmensa en el poder de Dios

 

“Jesús mío, no dudaré jamás de tu amor, de tu misericordia; no dudaré en imponerme los más duros sacrificios para lograr que innumerables almas se consagren a ti, con el fin de salvarte millones de almas…”: Madre María Inés Teresa.

La madre María Inés Teresa Arias fundó la Congregación de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento el 23 de agosto de 1945. Bajo el lema “Urge que Él reine” expresa la misión de evangelizar, compartiendo la responsabilidad de la Iglesia de dar a conocer el mensaje evangélico a toda criatura humana, de todas las condiciones sociales, culturales y económicas, y sin importar su raza o creencias.

 

La oración, motor de la santa

“Mi alma estaba llena de angustia, una pena mortal casi me aniquilaba. La contradicción de los de fuera se juntaba a la lucha interior para hacer zozobrar en el fondo de mi alma mi fe. La obra me parecía muy superior a mis fuerzas, me veía en toda mi desnudez de virtudes y cargada con el fardo enorme de mis miserias.

En varias pláticas el padre capellán decía tales cosas y con tanta claridad, como queriendo borrar del ánimo de las que me querían seguir… sus palabras eran para mi corazón una espada que lo traspasaba. ¡Bendito seas, Dios mío, que así lo has permitido!

Si pudiera darle las gracias al padre se las daría muy efusivas; creo yo que no hubiera hecho esos actos que los sentía inmensos, como abarcando todo el mundo, si no hubiera recibido esas públicas humillaciones; con razón es tan necesaria la contradicción en las obras de Dios. ¡Cómo fortifican el alma!

¡Sentía a nuestro Señor tan mío, tan de mi parte, tan Padre! Lejos de desanimar mi resolución me confirmaron más en ella… Y de ahí nació el que escribiese mis propios sentimientos, intenciones,  anhelos, un bosquejo de lo que se hará en el nuevo instituto”.

 

Llena de confianza para actuar

“Un día, rezando, me sentía llena de angustia; oía una voz que me decía, ¿para qué te vas a meter en todo eso? ¿Qué provecho vas a sacar? ¿Cómo te atreves a querer formar almas, cuando careces de todas las virtudes? ¿Cómo vas a cargar con tan formidable responsabilidad sin tener cualidades que aboguen en tu favor? Va a ser un desastre, la ruina.

Me quedé pensativa en un momento, y como una película se me representó aquel hermoso pasaje del Evangelio en que San Pedro le dice a Jesús: ‘Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre las aguas’. Entonces Jesús le dice: ‘Ven’. El apóstol se arroja al mar, mas después de caminar un tanto empieza a dudar y la duda le hace hundirse; entonces, lleno de angustia, tendiendo las manos a Jesús le dice: ‘Sálvame, Señor, que perezco’. Jesús, tendiéndole los brazos, asiéndolo, le dice: ‘Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?’. Esto pasó ante mí en unos momentos, dejándome llena de confianza; sentí que, para llevar a cabo las cosas que Él quiere confiarnos, por grandes que nos parezcan y superiores a nuestras fuerzas, lo único que necesitamos es una fe inmensa en el poder de Dios”.

 

Misioneras clarisas

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