Uno de los aspectos más importantes para alcanzar el éxito en cualquier ámbito de nuestra vida: trabajo, estudio, deporte u otro, es concebir un ideal y creer que lo podemos cristalizar.
Todos debemos tener una visión o ideal a alcanzar, esto nos permite cambiar para bien nuestro destino; además, nos hará enfocar la atención hacia un punto específico por el cual luchar, y sentirnos satisfechos con los resultados obtenidos, cuales sean éstos.
Habrá ciertos momentos en nuestra vida en que se nos presentarán barreras para llegar a lo deseado, pero como hemos definido un camino a seguir, persistiremos en lograrlo. ¡Ah!, qué confortable es percibir y reconocer lo conseguido.
Si deseamos terminar una carrera profesional o culminar con éxtio un trabajo complicado que nos han encomendado, no imaginamos siquiera cuántos obstáculos tendremos que derribar para llegar a la meta, pero habrá que persistir en la búsqueda de ese objetivo, esforzándonos, pensando y actuando para llegar al resultado esperado. Eso es tener una visión o ideal en nuestra vida.
Existen personas que viven como barco sin rumbo, que viajan por el ancho mar sin saber dónde están y hacia dónde van. ¿Qué y cómo nos sentiremos si vamos en ese barco: experimentaremos temor, desesperación o qué otra cosa? Esto mismo percibimos cuando no sabemos que queremos obtener en un determinado tiempo en la vida.
Recordemos que Dios nos ha dado recursos espirituales, físicos, mentales (sabiduría) y materiales que debemos aprovechar, comprometiéndonos a ponerlos a trabajar para alcanzar ese ideal que nos hemos propuesto, para sentirnos satisfechos con nosotros mismos.
Tres pasos seguros
Para tener una visión clara de nuestra vida se requiere un cambio duradero y consistente tanto de actitud como de hábitos, que nos permita transformar nuestras vidas. Anthony Robbins, en su libro Despertando al gigante interior, señala tres principios fundamentales para poder tener dicho cambio y alcanzar el ideal deseado:
- Cambiar nuestro forma de ser es identificar aquello que no estoy dispuesto a aceptar, pero que perjudica mi forma de vivir, repercutiendo en las demás personas. Ante ello, es conveniente hacer una lista de las cosas que más nos molestan, con el fin de eliminarlas, y escribir todo aquello que aspiramos convertirnos para tener siempre presente nuestro ideal.
- Tener la confianza en sí mismo y creer verdaderamente de que seremos capaces de lograr lo propuesto como meta, para lo cual debemos cambiar nuestros pensamientos negativos. Cuántas veces nos vienen a la mente este tipo de percepciones, y tanto las imaginamos que el resultado de lo que hacemos es decepcionante. Recordemos “el poder de la atracción”: si nos figuramos algo bueno, obtendremos beneficios, siempre y cuando luchemos por ello; por eso es necesario dar forma a los sentimientos y pensamientos con un sentido optimista, a fin de lograr alcances o resultados satisfactorios.
- Establecer estrategias para alcanzar resultados exitosos; una de ellas podría ser, encontrar a una persona que ya haya logrado metas o proyectos parecidos a los nuestros, o bien diferentes, pero tomar como ejemplo todo aquello que tuvo que vivir la persona para obtener lo que buscaba y aprender de lo que hizo; pero sobre todo saber qué pensó y como llegó a su meta. Otra estrategia puede ser, dialogar con alguien (papás, algún sacerdote o psicólogo, una persona mayor o un amigo, un hermano, etcétera) que esté suficientemente preparado para que nos ayude a estructurar un cambio en nuestra vida (actitudes y hábitos), que nos permita sacar resultados, y que éstos se vean realizados en el corto, mediano y largo plazo.
Lic. Fernando Castaños Delgado