El 2 de octubre celebramos a los ángeles custodios, fiesta que fue instituida en la Iglesia Universal por el Sumo Pontífice en1608.
Ángeles: “mensajeros” de Dios
En la Biblia la palabra ángel significa “mensajero”, un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos.
Desde el Antiguo Testamento se puede observar cómo Dios se sirve de sus ángeles para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando Elías fue alimentado por un ángel. En el Nuevo Testamento se mencionan varios sucesos y ejemplos en los que queda manifiesta la misión de los ángeles: el mensaje dado a José para que huyera a Egipto, la liberación de Pedro en la cárcel; los ángeles que sirvieron a Jesús tras las tentaciones en el desierto.
Su misión
Los ángeles custodios cuidan a cada hombre en el camino por la vida; cuidarlo en la tierra de los peligros del alma y el cuerpo, protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Un ángel custodio es un compañero de viaje que siempre está al lado de cada hombre, en las buenas y en las malas. No se separa de él ni un solo momento. Está con cada persona mientras trabaja, descansa, se divierte, reza; cuando le pide ayuda y cuando no se la pide. No se aparta de él ni siquiera cuando pierde la gracia de Dios por el pecado. Le prestará auxilio para enfrentarse con mejor ánimo a las dificultades de la vida diaria y a las tentaciones que se presentan en la vida.
En la sociedad actual se habla mucho de los ángeles, lo que causa una gran confusión entre la gran cantidad de corrientes que nos hacen verlos como una moda, seres que nos pueden dar suerte o nos sirven de amuleto en lo que hacemos o queremos lograr. ¿Quién no ha recibido un correo electrónico, por ejemplo, acerca de una gran variedad de ángeles que prometen darnos abundancia si cumplimos al pie de la letra lo que allí se dice? Es por eso que debemos ser concientes de la misión que tienen en nuestra vida y en nuestra fe cristiana.
Los santos y el ángel custodio
San Bernardo en el año 1010 escribió un sermón muy célebre acerca del ángel de la guarda, comentando estas tres frases: respetemos su presencia (portándonos como es debido), agradezcámosle sus favores (que son muchos más de los que nos podemos imaginar), y confiemos en su ayuda (que es muy poderosa porque es superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones, que nos traicionan).
San Juan Bosco narra que el día de la fiesta del ángel de la guarda, 2 de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su ángel custodio, y que en esa semana dos jóvenes obreros, trabajando en un andamio altísimo que de pronto se partió, cayendo al vacío. Uno de ellos recordó el consejo y exclamó: “Ángel de mi guarda!”. Cayeron sin sentido. Fueron a recoger a uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron al segundo, al que había invocado al ángel custodio, recobró el sentido y ascendió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado. Luego exclamó: “Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi ángel de la guarda, y sentí cómo si me pusieran por debajo una sábana y me bajaran suavecito. Y después ya no recuerdo más”. Así lo narra el santo.
Invocaciones al santo Ángel de la Guarda
Santo ángel, mi consejero, inspírame.
Santo ángel, mi defensor, protégeme.
Santo ángel, mi fiel amigo, intercede por mí.
Santo ángel, mi consuelo, confórtame.
Santo ángel, mi hermano, defiéndeme.
Santo ángel, mi maestro, instrúyeme.
Santo ángel, testigo de todas mis acciones, purifícame.
Santo ángel, mi auxilio, sostenme.
Santo ángel, mi intercesor, intercede por mí.
Santo ángel, mi guía, oriéntame.
Santo ángel, mi luz, ilumíname.;
Santo ángel, que fuiste designado por Dios para guiarme, condúceme.
Irma Patricia Valdez
Fuentes
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