Jueves Santo
Mons. Luis Artemio Flores Calzada, Obispo de Tepic, presidió la concelebración del Jueves Santo en la Catedral, junto con el Obispo Emérito, don Alfonso Humberto Robles Cota, tres sacerdotes y un diácono.
El obispo de Tepic, en su homilía afirmó: “La celebración del Jueves Santo es la introducción al Triduo Pascual, es decir, a la celebración máxima de la Iglesia, que propiamente comprende los tres días de la Muerte, sepultura y Resurrección del Señor; estos días tienen una importancia extraordinaria en la vida cristiana de los fieles y han de vivirse como el punto culminante del año litúrgico. De la austeridad a la alegría, de la Muerte a la Resurrección”.
El regalo de la Eucaristía
“Estamos reunidos porque queremos celebrar el gran milagro de la Eucaristía en la Última Cena. Jesús nos deja el tesoro más grande, la Eucaristía; nos entrega su Cuerpo y su Sangre. Se nos da completamente por amor, para no alejarse de nosotros y para hacernos partícipes de su Pascua. Instituyó la Eucaristía como memorial de su Muerte y de su Resurrección. Pero, ¿qué quiere decir ‘Eucaristía’? Quiere decir acción de gracias, ofrecimiento, entrega, oblación; es Jesús, quien con tanto amor, antes de su Pasión se entrega a los suyos”.
“Hagan esto en memoria mía”: institución del Sacerdocio
“Celebramos también la institución del Sacerdocio. Cristo, en su infinito amor, al instituir la Eucaristía y decirle a sus Apóstoles, ‘hagan esto en memoria mía’, está confiando una nueva misión: ofrecer su Cuerpo y su Sangre a todos y en la actualidad, actuar en nombre de toda la Iglesia.
El mandato del amor es otro de los regalos que nos deja Jesús en la Última Cena. Nos lo muestra en el gesto de lavarle los pies a sus discípulos. Estos tres aspectos se unifican para significar y transmitir una sola cosa, que los amó y nos ama hasta el extremo.
El amor a Cristo nos lleva a ser humildes con nuestros hermanos; pregúntate, ¿eres capaz de lavar los pies a tu hermanos?, ¿te entregas fiel y generosamente al servicio del necesitado?”, reflexionó el obispo.
Concluyó la homilía invitando a los presentes a orar por los sacerdotes, ya que el sacerdote no está exento de todas las debilidades, de flaquezas humanas, de errores, del pecado; e invitó a todos a seguir agradeciendo por todos los tesoros que Dios ha regalado a su Iglesia y a cada uno de los presentes.
La celebración concluyó con la procesión en la que se reservó el Santísimo sacramento en la capilla de Catedral, llamada “Capilla del Santísimo”, y exhortando a los feligreses a acompañar en un momento de oración a Jesús Eucaristía.
Carlos García