¿Sabes qué son los mandamientos?
Todas las personas, desde que nacemos, tenemos que recorrer un camino hasta el día que Dios nos llame a su presencia. Los mandamientos son unos pasitos que nos ayudan a lo largo de nuestra vida para recorrer ese camino al cielo, son guías que nos indican lo que debemos hacer y lo que hay que evitar a fin de lograr ser buenas personas.
¿En tu casa tienes reglas? Me imagino que sí, ¿verdad? Por ejemplo, obedecer a tus papás, tender tu cama, ordenar tus juguetes, no pelear con tus hermanos, ayudar en la cocina. ¿Te imaginas que pasaría si no hubiera reglas?
Ahora dime, en la ciudad donde vivimos ¿qué reglas tenemos? Te mencionaré algunas: respetar las señales de tránsito, utilizar el cinturón de seguridad, no tirar basura, no robar. Imagínate si no se respetaran, viviríamos en un completo caos.
Para vivir tranquilos, contentos y felices con nosotros mismos y con los demás, del mismo modo Dios nos dejó los 10 mandamientos.
Historia de los 10 mandamientos
“Un día Dios habló con Moisés en el monte Sinaí mientras todo el pueblo de Israel esperaba abajo.
Era muy de mañana mientras de repente comenzaron a oírse truenos y a verse relámpagos y el monte se cubrió con una nube muy espesa, y se escuchaba un sonido de bocina muy fuerte. Dios le dio a Moisés los 10 mandamientos que quedaron escritos en dos grandes tablas de piedra”, donde se podía leer:
- Amarás a Dios sobre todas las cosas.
- No tomarás el nombre de Dios en vano.
- Santificarás las fiestas.
- Honrarás a tu padre y a tu madre.
- No matarás.
- No cometerás actos impuros.
- No hurtarás.
- No mentirás.
- No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
- No codiciarás las cosas ajenas.
El mandamiento más importante
En una ocasión, un doctor de la ley le preguntó a Jesús: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley? Jesús le contestó: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primer mandamiento y el más importante”. Pero ¿cómo podemos amar a Dios? Debemos amar a Dios por encima de todas las cosas. Esto significa que en todo lo que hagamos en nuestra vida debemos tener presente a Dios; por ejemplo:
– Un niño que va a Misa, a pesar de que le queda lejos o está cansado. Ama a Dios más que a su comodidad.
– Un niño que defiende su fe católica ante sus amigos que hablan mal de la religión. Ama a Dios más que a sus amigos.
– Un niño que dice la verdad, aunque sabe que tendrá problemas si la dice. Ama a Dios más que a sí mismo.
Amar al prójimo como a uno mismo
Jesús vino a enseñarnos que todo lo que hacemos tiene mucho valor si lo hacemos con amor.
Cuando realizamos lo que nuestros papás, maestros, hermanos o amigos nos dicen y cumplimos con nuestros deberes, cuidamos a nuestros hermanitos, estudiamos para los exámenes, ayudamos en la casa, demostramos que queremos mucho a nuestra familia, al igual que ellos a nosotros; pero cuando hacemos las cosas de mala gana, a fuerzas, sin amor, ellos se sienten tristes, como si no hubiéramos hecho nada. Por eso, siempre recuerda: ¡es el amor lo que hace que tenga valor todo lo que hacemos!
Por último, no olvides que los mandamientos se resumen en dos: amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a uno mismo, y más aún, como Cristo nos amó.
Irma Patricia Valdez Parra
Fuente: Jesús vive entre nosotros, libro 6
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