“Le hacemos el feo” a la tristeza

 

“Querida tristeza, sé que en algún momento vendrás a mi vida, y hoy quiero decirte que te estaré esperando, ya no te tengo miedo, alguna vez lo hice porque desconocía el regalo que me das cuando llegas,  pero ahora sé que me permites conocerme, darme cuenta y sobre todo reflexionar en lo que quiero cambiar para estar mejor que antes. Quiero decirte que te espero con la tranquilidad de mi ser, porque sé que después de ti ya no seré la misma”.

Estas palabras las suelo decir en voz alta, para que las escuche todo mi ser cuando atravieso por momentos difíciles, y naturalmente la tristeza hace su aparición para mostrarme quizás lo que me está sucediendo, me permite ser más consciente de mí.

 

Le cerramos la puerta a la tristeza

En el artículo anterior les compartí acerca del manejo de las emociones, y hoy me refiero a una emoción en particular: la tristeza, emoción a la que “le hacemos el feo”, porque no nos gusta experimentarla, tiene una connotación muy negativa y, por lo tanto, la evitamos a toda costa.

La tristeza es un sentimiento que aparece ante diversas situaciones,  pero normalmente se da cuando existen pérdidas  importantes: la muerte de un ser querido, el empleo, los cambios de casa o de ciudad, todo lo que implique cambio nos lleva a sentir una sensación de tristeza; sin embargo, en muchas ocasiones, detrás de este sentimiento puede esconderse el enojo, y la emoción que en realidad debemos de trabajar es esa, o también puede haber miedo al cambio o resistencia a adaptarse a la situación que estde las situaciones que vivimos eá por enfrentarse.

La tristeza es silenciosa, y muchas veces puede llevarnos a estados mentales poco sanos; ahí aparece la depresión.

Consecuencia de la tristeza: depresión

La depresión es un trastorno mental con los siguientes síntomas: tristeza, decaimiento,  irritabilidad, sensación subjetiva de malestar e impotencia ante las exigencias de la vida; tiene también síntomas de tipo cognitivo, pensamientos de origen pesimista, por ejemplo, baja autoestima o los de tipo somático: dolor de nuca o de cabeza, así como movimientos ralentizados; en ocasiones hay un deterioro en su apariencia y, sobre todo, las actividades que normalmente realiza en su vida diaria deja de realizarlas. Este trastorno es atendido por la vía de la psicoterapia y requiere, en algunas situaciones, el uso de algún medicamento que complemente el tratamiento.

No pretendo ahondar en este tema, ya que es muy amplio. Si te muestro la parte positiva de la tristeza podrás prevenir la depresión, porque ya no le temerás; si la conoces y entiendes la razón por la cual te sientes así, estarás en posibilidades de aprender mucho de ella.

 

Aprender de las situaciones que vivimos

Desde niños se nos ha enseñado a negar nuestras emociones, entonces escuchamos a nuestros padres decir: “Los niños no lloran”, “Mira, toda la gente ve lo fea que te ves cuando lloras”; por esa razón rechazamos ese sentimiento. Tampoco se trata de sumirte en la tristeza de una forma masoquista, sino de buscar la reflexión y aprender de la situación que estás viviendo.

Cuando estés  triste detente a buscar un lugar tranquilo, parar las actividades que estás haciendo en ese momento, y decir en voz alta o escribir lo que te sucede; el llanto suele acompañar este momento, y es una forma sana de tranquilizarte.

Analiza qué situación te tiene así, desde cuándo, si puedes hacer algo para cambiarlo, qué necesitas hacer, cuáles son los recursos para lograrlo, depende de ti; y si no es así quizás lo que debes hacer es aceptar la situación que te aflige hasta que se te pase. Puedes procurar la compañía de alguien que te escuche y acompañe, para eso son de gran ayuda los amigos.

Revisa cuáles son tus pensamientos, porque muchas veces son negativos y alimentan más la autocompasión que la reflexión; si aparecen en tu mente háblales como si fueran niños juguetones y diles que en ese momento no los necesitas, solo aquellos que te lleven a la reflexión.

No olvides que si te es difícil enfrentar la tristeza por ti misma y tardas varios días con ella a tal grado de afectar tus demás áreas, debes buscar ayuda, porque tu salud mental es tu responsabilidad, de modo que cuídala.

 

 

Belén Solís Guerrero

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Comentarios a la autora: (psicbel86@hotmail.com)

 

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