Reuniones Eclesiales de Planeación Pastoral
Del 29 de septiembre al 4 de octubre se llevaron a cabo, en las cinco zonas pastorales de la Diócesis de Tepic, reuniones eclesiales de planeación pastoral, en las que participaron mil seiscientas personas, entre sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos representantes de las distintas parroquias de la diócesis, que tuvieron la oportunidad de conocer las características generales de un proyecto comunitario de pastoral diocesana. Los asistentes fueron motivados por el señor Obispo Ricardo Watty, además de cuatro expositores del movimiento “Por un Mundo Mejor”.
En estas reuniones eclesiales se animó a la comunidad diocesana a iniciar las tareas de la fase previa que lleve a definir el rumbo por el cual caminará la Diócesis de Tepic durante los próximos años. Se aportaron, asimismo, los datos suficientes para hacer el primer planteamiento del problema pastoral diocesano, con la finalidad de llegar a tener un camino común que nos haga ser un solo pueblo de Dios.
“Estamos ávidos de un plan pastoral”
“Me ha dado mucho gusto ver la capacidad de los laicos y de los miembros de la vida consagrada de las zonas pastorales de la diócesis, al trabajar con un gran anhelo de hacer la voluntad del Padre, movidos por el Espíritu Santo”, afirmó el Obispo Watty, que visitó las cinco zonas pastorales y expresó su agradecimiento y beneplácito por la convocatoria que hicieron los sacerdotes a los laicos. “Estamos ávidos y urgidos de un plan pastoral”, destacó el Obispo Watty. “Los laicos tienen muchas cosas que hacer, y han sabido dejar sus ocupaciones ordinarias para hacerse presentes aquí; mi gratitud a ellos, a los religiosos, a las religiosas y a los sacerdotes por su generosidad”, puntualizó.
“Necesitamos un plan pastoral, ése fue el clamor más grande de la Iglesia de Tepic”, recalcó el señor Obispo, y abundó: “Las herramientas están a la mano: tenemos un Sínodo al cual debemos de darle cauce, uniéndonos a la Misión Continental de la Iglesia de América Latina”.
El Plan Pastoral es de todos y para todos
La Iglesia diocesana necesita un proyecto común en el que se trace el camino a seguir. Pero un proyecto sólo es eficiente si cada comunidad se inserta activamente en la Pastoral Orgánica de cada diócesis. Las parroquias son células del cuerpo eclesial diocesano, por lo tanto, deben estar unidas entre sí, con las otras parroquias, entre los sacerdotes y su obispo. El Plan Diocesano de Pastoral emerge de los que están en la parroquia, en la vida activa, y esto requiere una conversión personal y parroquial. Pero para lograr este proyecto es necesario, además, seguir una metodología. En la Diócesis de Tepic hemos optado por la de prospectiva –mirar más allá–, que nos ayudará a definir el rumbo, a fin de que todos, en comunión, vayamos haciendo la Iglesia de Jesús, para que el futuro de la Iglesia se vaya dando con más plenitud.
Sin embargo, para elaborar un Plan Pastoral, primero, se tienen que detectar cuáles son los problemas fundamentales de la pastoral; hacer un primer diagnóstico. Se tiene que ver, enseguida, cuáles son los signos que evidencien que Dios está con nosotros y cuáles son los problemas o puntos de conflicto que encontramos en el trabajo evangelizador de todos los días.
Identificar para construir
En el diagnóstico de la realidad tenemos que descubrir el problema fundamental de nuestro trabajo pastoral; y no se trata de hacer un trabajo meramente sociológico. Habrá que detectar los aciertos y los errores. Dichos yerros se convierten, luego, en oportunidades de crecimiento. Para que nuestro análisis sea más completo se tendría que descubrir cómo se percibe a la Iglesia, sus instituciones, sus parroquias, su organización y sus miembros, desde la óptica de los fieles católicos practicantes, de los alejados, y también según la visión de los que han renegado del catolicismo.
“A pesar de conocer nuestras deficiencias, no nos amedrentamos. Si no tuviéramos imperfecciones no buscaríamos la perfección. Jesús necesita quienes le ayuden. Hay mucha agresión contra el ser humano, contra los valores. Nuestros pueblos están en turbulencia, hay un cambio de época, confusión, y la Iglesia no puede quedarse cruzada de brazos. El mismo espíritu de Cristo está con nosotros: un nuevo Pentecostés que nos lleva al cambio y al compromiso. El Documento de Aparecida es nuestra luz. Es por esto que necesitamos conversión”, dijo enfático el Obispo Watty.
La Iglesia, signo de comunión
La Iglesia está llamada a repensar profundamente su misión en sus nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales. Estamos frente al desafío de revitalizar nuestro modo de ser católico. La Iglesia, por lo tanto, debe ser signo de comunión ante un mundo destrozado y divido. Por lo antes mencionado debemos pensar en una Pastoral Orgánica que ofrezca respuestas conscientes y eficaces para atender las exigencias que el mundo de hoy plantea. Esto debe hacerse con indicaciones programáticas y con la búsqueda de los métodos necesarios que permitan que el anuncio de Cristo llegue a las personas, y que este anuncio modele sus comunidades y familias.
Mons. Watty ha dicho que “los laicos tienen que tomar su responsabilidad con madurez. También los sacerdotes tenemos que retomar nuestro lugar, junto con nuestros laicos, esto es necesario para la conversión. Es necesario cambiar el rostro clerical hasta que se asuma un rostro laical. La misión de los laicos es en el mundo, no obedientes a los sacerdotes o al obispo, no; obedientes, sí, al magisterio de la Iglesia”.
El aporte de los laicos, insustituible
La formación es responsabilidad de los laicos, pero los sacerdotes son responsables de poner a su servicio los instrumentos formativos para que cada quien asuma la parte que le toca. Llegar a la comunión a través de un camino trazado es lo que se busca.
“Queridos laicos, queridas laicas, siéntanse muy unidos a la Iglesia, los sacerdotes necesitamos de ustedes. La historia nos ha llevado –a los sacerdotes– a tomar su lugar en el mundo. Ahora, ustedes tomen el suyo, para que nosotros –los ministros– tomemos el nuestro”, enfatizó el Obispo Watty.
Método Prospectivo
Ningún sujeto puede obrar sin un método
El método prospectivo es un instrumento que puede ayudar a la transformación de la Iglesia según el nuevo paradigma ofrecido por el Concilio Vaticano II. Es fruto de treinta años de experiencia en el campo de la planificación pastoral. Este método nos ha servido para la planificación pastoral de las parroquias y de las diócesis, como también de realidades que están al interior de la misma. Somos conscientes de que la Iglesia tiene necesidad de métodos de planificación.
El punto de partida es la identificación del problema que sirve tanto para el análisis de la realidad, como para la elaboración del ideal o modelo prospectivo. La primera parte afronta el análisis funcional de la situación en la que se ha detectado el problema. La segunda es el ideal deseado o modelo prospectivo que, proyectado sobre la situación, nos permite hacer el diagnóstico objeto de la tercera parte. La cuarta parte explica cómo elaborar el plan, que surge como respuesta al diagnóstico y como camino de transformación del presente hacia el futuro deseado. El plan se articula en tres niveles de intensidad: la planeación, la planificación y la programación. En la parte conclusiva se ofrecen observaciones prácticas y algunos anexos, en los cuales se proponen elementos técnicos, particularmente útiles.
Yo no les voy a estar diciendo a los empresarios qué hagan, o qué no hagan; que ellos recurran al Magisterio social de la Iglesia para que busquen formas de crear empresas solidarias y justas. Necesitamos la transformación de la iglesia”: Obispo Ricardo Watty.
Rafael Rentería