La vida: un derecho fundamental

En este breve artículo, Monseñor Luis Artemio Flores Calzada, VIII Obispo de Tepic, ofrece una visión clara, basándose en la enseñanza de la Iglesia, respecto a la vida humana y del respeto a la misma.

 

  1. ¿Qué dice la palabra de Dios?

El ser humano, hombre y mujer tiene un origen divino; fuimos creados por Dios, a su imagen y semejanza (Cf. Gen. 1, 27) junto con la colaboración uestros padres. Así, la vida inicia desde el momento de la concepcion y termina con la muerte natural; para los creyentes, después de la muerte, alcanzamos la plenitud de la vida que nos trajo Jesucristo, Nuestro Señor.

«Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado» (Jr 1, 5).

«Y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo hecho en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra» (Sal 139, 15).

 

  1. ¿Qué dice la enseñanza del Magisterio de la Iglesia?

 «Dios […], Señor de la vida, ha confiado a los hombres la excelsa misión de conservar la vida, misión que deben cumplir de modo digno del hombre. Por consiguiente, se ha de proteger la vida con el máximo cuidado desde la concepción; por ello, tanto el aborto como el infanticidio son crímenes abominables» (GS 51, 3).

 La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida (cf Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae, 1, 1).

«No matarás el embrión mediante el aborto, no darás muerte al recién nacido» (Didajé, 2, 2; cf. Epistula Pseudo Barnabae, 19, 5; Epistula ad Diognetum 5, 5; Tertuliano, Apologeticum, 9, 8).

 

  1. ¿Qué pensar sobre la decisión de la Suprema Corte?

Cuando una ley positiva priva a una categoría de seres humanos de la protección que el ordenamiento civil les debe, el Estado niega la igualdad de todos ante la ley. Cuando el Estado no pone su poder al servicio de los derechos de todo ciudadano, y particularmente de quien es más débil, se quebrantan los fundamentos mismos del Estado de derecho (leer Catecismo de la Iglesia Católica Nos. 2270 – 2275).          

+ Luis Artemio Flores Calzada
VIII Obispo de Tepic

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