Sabías que el laicado es una auténtica vocación?
El laicado es una auténtica vocación en la Iglesia Católica, cuyo objetivo es la santificación de las obligaciones ordinarias del cristiano y, en primer lugar, las familiares. La vocación de los laicos consiste en iluminar y organizar todos los asuntos temporales a los que están estrechamente vinculados, de tal manera que se realicen continuamente según el espíritu de Jesucristo, y se desarrollen y sean para gloria del Creador y del Redentor.
Los laicos ejercen su apostolado trabajando para la evangelización y santificación de los hombres y para la función y el desempeño de los negocios temporales, llevado a cabo con espíritu evangélico, de forma que su laboriosidad en este aspecto sea un claro testimonio de Cristo y sirva para la salvación de los hombres.
Por lo tanto, en el lenguaje católico, el laicado es uno de los estados en los que el cristiano puede ejercer su misión dentro de la Iglesia, además del clerical y del religioso. El laico es aquella persona bautizada, perteneciente a la Iglesia que no ha recibido el sacramento del Orden Sacerdotal ni ha hecho votos dentro de alguna comunidad religiosa.
La palabra laico proviene del vocablo griego laicos, que se traduce como alguien del pueblo, de la raíz laós, cuyo sentido literal es pueblo. Y es una palabra que aparece primero en un contexto cristiano.
Y el laiscismo?
El laicismo es la doctrina que defiende la existencia de una sociedad organizada aconfesionalmente –que no pertenece a ninguna confesión religiosa–, cuyo ejemplo más representativo es el «Estado laico» o «no confesional». Los laicistas consideran que garantizan la libertad de conciencia, además de la no imposición de las normas y valores morales particulares de ninguna religión. El laicismo surge con el deseo de limitar la religión al ámbito privado de las personas.