La radio, un aparato pasado de moda

La modernidad ha impregnado casi todos los rincones de la vida, lo que ha provocado, por ejemplo, que viejas prácticas estén siendo relegadas, y otras tantas ya hayan desaparecido totalmente. Escuchar la radio, cuando cae la tarde, mientras se conversa en el corredor o los patios o se ensayan algunos pasos de baile, ha dejado de ser una actividad cotidiana. Escuchar música, programas y noticieros, sigue siendo una afición por muchos cultivada, pero a través de aparatos de reciente invención, no ya a través de la radio mediante la amplitud o frecuencia moduladas.

Hábitos radioescuchas
De acuerdo con informes de la asociación A Favor de lo Mejor, en México se escucha de 3 a 4 horas diarias de radio. Un porcentaje en franca desventaja con los hábitos televisivos e internautas, que gozan de una altísima preferencia.

Los radioescuchas son, en su mayoría, hombres (51 por ciento); no obstante, las mujeres, sobre todo amas de casa, continúan sintonizando su estación favorita (49 por ciento).
Otro dato revelador es que los adolescentes escuchan radio más de 27 horas semanales. En esa etapa de la vida se van afinando los gustos musicales y las preferencias de programas de revista y concursos, además de los noticieros, que son, en general, la propuesta de la mayoría de las estaciones de radio.

En el cuadrante abundan las estaciones de corte comercial, en comparación con las propuestas culturales, familiares o de formación de valores, que son, en algunos Estados, raquíticas. En Nayarit, para no ir más lejos, tan sólo hay una estación con propuesta cultural, “Radio Aztlán”, que pertenece al Gobierno del Estado. Es decir, más allá de los esfuerzos gubernamentales, nadie más le apuesta a este tipo de emisiones radiales, sin desdeñar del todo las otras, que contribuyen al enriquecimiento humano.

Las distancias se acortan y se agrandan los vacíos
Con las nuevas aportaciones de las llamadas tecnologías de la información, la radio ha venido ha enriquecer su catálogo de acceso a sus contenidos: los procesos de producción y transmisión tanto de imágenes y sonidos a las grandes masas ha mejorado sustancialmente. Uno de estos instrumentos es la transmisión satelital, que permite, entre otras cosas, que la señal de una radio en las montañas chiapanecas pueda ser escuchada, en vivo y en directo, en la capital de Inglaterra.

Es cierto que sería un tanto obcecado no recurrir a los avances tecnológicos para disfrutar de la amplia gama de propuestas musicales o noticiosas, pero hay que subrayar que la creciente oferta de aparatos supone, asimismo, el agudizamiento de un proceso deshumanizante que ya ha comenzado a dejar sus huellas en las sociedades contemporáneas. Para muestra baste citar la Internet y el iPod; a este último, muchos especialistas en temas de psicología y relaciones personales lo han señalado como un generador de aislacionismo: es recurrente ver a jóvenes, en su mayoría, que llevan sus audífonos puestos, a todo volumen, semejando seres robotizados, inmersos en su mundo, alejados, aún estando cerca, de sus semejantes.


La radio a examen
La radio es una tecnología que posibilita la transmisión de señales mediante la modulación de ondas electromagnéticas (que se conocen en la actualidad como ondas hertzianas en honor de Heinrich Rudolf Hertz). Estas ondas no requieren un medio físico de transporte, por lo que pueden propagarse tanto a través del aire como del espacio vacío.

Cuando la onda actúa sobre un conductor eléctrico (la antena), induce en él un movimiento de la carga eléctrica (corriente eléctrica) que puede ser transformado en señales de audio u otro tipo de señales portadoras de información. Aunque se emplea la palabra “radio”, las transmisiones de televisión, radio, radar y telefonía móvil están incluidos en esta clase de emisiones de radiofrecuencia.

La invención de la radio, “telegrafía sin hilos” como en antaño le llamaban, fue fruto de algunas aportaciones en distintos países del mundo: James Clerk Maxwell (nacido en Edimburgo, Escocia) sustentó las bases teóricas de las ondas electromagnéticas; Heinrich Rudolf Hertz (de origen alemán) validó la teoría de Maxwell al comprobar que la emisión de radio tenía todas las propiedades de las ondas; Alejandro Stepánovic Popov transmitió el primer mensaje telegráfico entre dos edificios situados a 250 metros de distancia; Nikola Tesla, en San Louis Missouri, hizo la primera demostración pública de radiocomunicación en 1893, en tanto que Guillermo Marconi, en Reino Unido, obtuvo la primera patente del mundo sobre la radio en 1896, con el título “Mejoras en la transmisión de impulso y señales eléctricas y un aparato para ello”.

Juan Fernando Covarrubias Pérez

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