Historia de la Pastoral Vocacional en la Diócesis de Tepic
Un caminar duro pero lleno de riqueza
“Es necesario y urgente enfocar una vasta y capilar pastoral de las vocaciones que llegue a las parroquias, los centros educativos, las familias, suscitando una reflexión más atenta a los valores esenciales de la vida, los cuales se resumen claramente en la respuesta que cada uno está invitado a dar a la llamada de Dios, especialmente cuando pide la entrega total de sí y de las propias fuerzas para la causa del Reino” (NMI, 46).
La Diócesis de Tepic lleva a cabo una labor evangelizadora que incluye la colaboración de numerosas personas en distintas áreas. Por la envergadura que supone llevar la buena nueva a todos los fieles, a todas las parroquias, a todas las comunidades, a todas las zonas pastorales, incluidos aquellos que no creen en Dios, es que la diócesis ha dividido su tarea en pastorales, cuyo fin es calar lo más profundo posible en los corazones de los fieles este mensaje.
La Pastoral Vocacional es parte importante del plan de trabajo de la diócesis, junto con otras áreas (que ya daremos a conocer). Por ello, en un esfuerzo por llevar a los lectores cómo está constituido el “esqueleto diocesano”, “La Senda” presenta hoy la historia de la Pastoral Vocacional, sus logros, sus retos y cómo es que se sincroniza en todo el aparato diocesano.
Los inicios
En el año de 1977, el Papa Pablo VI envió una carta en la que pedía a las Iglesias particulares un plan de Pastoral Vocacional (PV). Dicha misiva fue entregada por el señor Obispo Adolfo Suárez en una reunión de consejo presbiteral. Un año después se realizaron algunas acciones, aunque aisladas y sin continuidad. Como primer paso, el Padre Carlos Aguiar (como Rector del Seminario) fundó el Club Serra en Tepic, con miras a formar el Equipo Diocesano para la PV. Así inicia una búsqueda de una pastoral más organizada y acorde con los nuevos lineamientos.
Incipiente caminar
El Padre Esteban Salazar, en 1979, fue designado como el primer Coordinador Diocesano de la PV, quien dio continuidad a la consolidación del equipo, y empezó a proyectar el trabajo hacia las zonas y los decanatos. Los pasos a seguir fueron los siguientes: contar con un sacerdote en cada zona pastoral que animara la Pastoral Vocacional, se intenta trabajar en las parroquias de la diócesis, se vuelve la mirada hacia los colegios, para garantizar el acompañamiento a los jóvenes.
Algunos sacerdotes asistieron al Centro Nacional para la PV a fin de participar en cursos de formación para agentes; ellos fueron Ramón Martínez, Alfonso Herrera, Melitón Guzmán, Cornelio Valdez, Juan Ortega y Cruz Reinoso. Al final de su periodo de coordinación, el Padre Salazar promovió un curso para sacerdotes y para el Seminario en general, apoyado por el Centro Nacional para la Pastoral Vocacional. De este curso surgió el impulso para elaborar el Plan Diocesano de Pastoral.
Viento en popa la consolidación
En 1983 el Padre Ramón Martínez asume la coordinación de la pastoral. Con él se reestructura el Equipo Diocesano con seminaristas, religiosas y laicos, además de dos miembros del Club Serra. Se organizan, entonces, las jornadas de oración por las vocaciones; se visita las parroquias, buscando un encuentro con sacerdotes, religiosas y comunidades; todo con el fin de sensibilizar sobre la vocación y la responsabilidad de la comunidad en el fomento de las vocaciones.
En febrero de 1985, tras una seria reflexión y búsqueda, en la casa del antiguo Buen Pastor y en el Seminario Mayor de Santa María del Oro se lleva a cabo el Primer Proceso Vocacional Diocesano, experiencia que abrió grandes horizontes; sin embargo, fue el único que se desarrolló en cuatro etapas y con la participación de 180 jóvenes.
El trabajo se ramifica a las zonas
Tiene lugar el Primer Proceso Vocacional en la Zona Jalisco, en el Seminario Menor, en el que se trabaja como equipo con los sacerdotes, las religiosas Hijas del Espíritu Santo, Siervas de Jesús Sacramentado, Hermanas del Sagrado Corazón y con algunos laicos. En aquella época se contó con el apoyo de los presbíteros Cornelio Valdez, Fausto Ramos y Jesús Delgado, entre otros.
Las experiencias del Preseminario y Previda Religiosa comenzaron a realizarse como parte del proceso vocacional simultáneamente en el Seminario de Santa María del Oro; lo que dio fruto y riqueza para la maduración del discernimiento y opción de los jóvenes.
En la Zona Sur el Proceso Vocacional se inició en el año de 1988, bajo la coordinación del Padre Cornelio Valdez, que fue apoyado por los jóvenes que ya habían vivido la experiencia, cuya sede fue la Casa del Apostolado Seglar anexa al Templo del Sagrado Corazón.
Y con la iniciativa del Padre Agustín Ibarría se llevó a cabo, en enero de 1990, un curso de agentes de PV, para preparar y consolidar el equipo de la zona Costa Alegre.
Germina la primera semilla a nivel diocesano
En octubre de 1995 el Padre Artemio Parra Carrillo asume la dirección. Con él se renuevan algunos aspectos del proceso vocacional y se inician los talleres de acompañamiento grupal y personal. El 5 de agosto de 2001 le sucede en el cargo el Padre Jorge Alfonso Cueto Bustos. En tanto que el 24 y 25 de agosto de 2002, tiene lugar la primera Asamblea Diocesana de PV.
En el marco del Primer Sínodo Diocesano, en 2002, surge el Primer Plan Diocesano para la Pastoral Vocacional. Las prioridades a trabajar fueron la actualización de la estructura y el material, la formación y acompañamiento de agentes de PV, y se formalizaron los encuentros diocesanos. Asimismo, se decidió que se designara un coordinador por zona, incluyendo la zona centro. Otro de los proyectos fue que el Presbiterio conociera más el trabajo que la PV venía realizando, para apoyar la promoción de las vocaciones y a los equipos de las zonas. Del mismo modo se promovió que la Zona Jalisco contara con un lugar apropiado para el proceso vocacional.
Apuesta decidida por las vocaciones
El Primer Sínodo Diocesano trajo los siguientes aportes: la promoción de la PV en toda la Diócesis de Tepic desde la familia, la parroquia y la escuela, clarificando sus objetivos; e integrar un Equipo Diocesano de PV para abrir más campos a la animación de las vocaciones.
El domingo 8 de octubre de 2006, en la reunión diocesana en Puerto Vallarta, asume la coordinación diocesana el Padre Miguel Ángel Aguirre Torres. Para ese entonces se habían impulsado las reuniones diocesanas de PV, y la estructuración del Preseminario–Previda Religiosa, además de formalizar cada vez más la experiencia de Seminaristas en Familia.
En la actualidad nos encontramos en etapa de la nueva estructuración de la PV en la diócesis. En el nuevo Plan de Pastoral Vocacional hemos considerado las siguientes prioridades: la integración del Equipo Diocesano de Pastoral Vocacional (EDIPAV), la formación integral y evangelizadora (constante y progresiva), la promoción de las vocaciones a través de los medios de comunicación al alcance, concentrar la atención en los adolescentes para incentivar vocaciones, y crear vínculos con la Pastoral Parroquial; además de que estamos diseñando las estrategias para el financiamiento de esta pastoral específica.
Miguel Aguirre Torres