La obediencia es un valor o una actitud que contribuye a la convivencia y las buenas relaciones con los demás. Hoy nos cuesta trabajo cultivar el valor de la obediencia en nuestra vida, pues en estos tiempos se rechaza todo tipo de autoridad, reglas o mandatos, sobre todo entre los jóvenes, quienes alegan la defensa de la libertad.
El origen de esta actitud de rechazo a la obediencia radica, entre otras cosas, en la sensación de sentirnos inferiores y por una actitud de sumisión, aunque no sea el caso.
La disposición hace la diferencia
No podemos negar que algunas ocasiones obedecemos con gusto, pero lo hacemos por la simpatía que tenemos hacia quien lo pide o, por el contrario, en definitiva no nos cuesta trabajo cumplir con la encomienda. Entonces cabe preguntarnos si la obediencia en nosotros es un valor o una postura que tomamos de acuerdo con las circunstancias.
Para Dios es lo mismo; la obediencia es una cualidad que muy pocos tienen y que cuesta mucho adquirirla, porque en repetidas ocasiones decimos que nos entregamos a Él completamente, pero eso requiere morir a muchas actitudes que nos esclavizan y ofenden a Dios; entonces no es una entrega total. Sin embargo, nos da oportunidades para obedecerlo, pero hay que analizar que todo es para nuestro bien, para alcanzar la felicidad.
María, modelo de obediencia
Esto es muy sencillo, y funciona como una cadena, si no existe obediencia a Dios no podemos hacer oración, no se le puede adorar sin obedecerlo, o evangelizar sin dar los frutos de amor.
Una persona que es un claro ejemplo del valor de la obediencia, tan fiel y tan sincera, es nuestra madre la Virgen María: cuando el Ángel le dio la noticia de que sería la Madre del Salvador, ella, sin cuestionar, aceptó con devoción, fue obediente. Y así permaneció durante todo el caminar de su vida.
La obediencia a Dios no es un someterse a tales leyes, sino asumir una actitud recíproca en el amor que con su Hijo Jesús nos dio, y que sólo es para que podamos disfrutar de una vida feliz aquí en la tierra y de la Vida Eterna.
Esto es definitivamente un acto de amor, y cada que Dios tenga preparado algo nuevo o una encomienda en tu vida, responde como lo hizo Maria aquel día: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 26-38).
¿Qué es EPA?
EPA significa Encuentros Para Adolescentes, y es un movimiento de la Iglesia Católica integrado por adolescentes, hombres y mujeres de 14 a 17 años, a través del cual el integrante se conoce a sí mismo, a sus semejantes y, principalmente, a Cristo, a fin de ser formados de forma integral; esto es, teniendo en claro que nuestra vida con Dios no está peleada con la diversión ni con los demás aspectos de nuestra vida, como la familia, la escuela, los amigos.
Objetivo: formar líderes útiles para la sociedad, acompañándolos en su crecimiento, basado principalmente en la figura de Jesucristo como modelo adolescente y amigo, y en la devoción a la Virgen María. Vivificar nuestra fe católica y unirnos con nuestras familias fortaleciendo la comunicación. Para lograr esto, de manera periódica se organiza un encuentro, que consiste en un retiro de un fin de semana: la entrada es el viernes por la tarde, y la salida la tarde del domingo.
Misión: ser un movimiento de adolescentes dinámicos, comprometidos en la difusión del Evangelio de Cristo y la doctrina de la Iglesia Católica, a través del testimonio se da a conocer a Jesús como modelo adolescente y amigo, comprendiendo nuestro llamado a ser sal de la tierra y luz del mundo.
Te invitamos a que asistas a EPA Fátima: las reuniones tienen lugar los sábados de 4:00 a 5:30 pm, y los domingos, a las 5:00 pm, ensayo de coro, y a las 6:00 pm, participación en la Eucaristía.
Sheila Daniela Aldrete Alvarado/EPA