La maternidad en el mundo hoy

 

La maternidad no está de moda. Ser madre no es un tema al que se le dediquen tratados, congresos o que por lo menos sea un asunto de discusión en círculos menores. Hoy lo que priva es otra cosa. Esto cobra importancia si se considera que el Día de la Madre es una celebración cuya esencia es la mujer como madre, en su papel de procreadora de hijos y un actor insustituible dentro del núcleo familiar. Aun cuando hay voces que pugnan por una evolución de este concepto, no puede negarse su valor natural, histórico y de sostén de una sociedad que ha caminado de este modo a lo largo de los siglos.

 

Maternidad vs feminismo

La batalla, si es que se le puede llamar de ese modo, la va ganando el feminismo. “Mientras que las referencias a ‘maternidad’ son raras (escasas) ‘feminismo’ es un término con connotaciones positivas”, escribe Janne Haaland Matlary, doctora en Filosofía por la Universidad de Oslo y miembro del Pontificio Consejo Justicia y Paz. A lo que se refiere Matlary es a que ambos términos, en el contexto de conferencias internacionales y tratados, maternidad no es una palabra
mencionada y
 feminismo, por el contrario, cobra cada vez mayor auge, en relación con la presión de grupos feministas radicales y estados interesados en su diversificación.

En el cuarto Congreso Mundial de las Mujeres –celebrado en Pekín, China en 1995–, el término ‘maternidad’, dice Matlary, “se encontró sustituido por el término ‘mujeres en procreación’. Sin embargo, esta sustitución no tuvo éxito, pero pone de manifiesto la importancia que algunas delegaciones daban al intento de eliminar el término ‘maternidad’ como tal”.

Nombrar lo que no es

“Los grupos y los Estados que se oponen a la familia y al papel principal de madre de la mujer… usan el término ‘mujer’ como sustituto de ‘madre’”, agrega la también consultora del Pontificio Consejo para la Familia. ¿Qué buscan con ello?, ¿qué interés los mueve a restar una carga propia y natural a un concepto ampliamente definido y defendido? “Por todo tipo de razones se ha querido separar a la madre del contexto familiar como de la relación con el padre y con el hijo”, sentencia Matlary. Y es que al optar por el término neutro de ‘mujer’, no se le relaciona directamente con la familia, ni con el padre, ni con los hijos. Es decir, pretenden aislar el término y vaciarlo de su contenido.

Matlary, al mismo tiempo, denuncia una nueva tendencia, llamada “nominalismo”, una posición filosófica que ha degenerado en constructivismo, y significa que también la realidad ontológica será subjetiva: el mundo es cognoscible solo por mí y solo existe tal y como yo lo veo. Es decir, “familia”, “maternidad”, significan cualquier cosa que yo entienda como tales y, por ende, pueden quedar sujetas a cambios. La cosa es que cada quien entonces entiende a su antojo.

Ojos abiertos todo el tiempo

Si el feminismo se promocionara como su raíz lo indica, sin duda que vendría a abonarle a la búsqueda de igualdad entre mujeres y hombres, tan necesaria y que cada Estado se propone, y que además contemplan los llamados Objetivos del Milenio auspiciados por la ONU. La cosa es que se ha exacerbado de tal modo que se cree que atacando, por ejemplo, a la mujer en su derecho a la maternidad o a la familia como tal, podrán ganar una batalla que por ello se oscurece cada día más. “La campaña política contra la ‘maternidad’ y la ‘familia’ tiene exactamente estas características: se trata de hacer aparecer el término como anticuado, reaccionario, etcétera –aclara Matlary–. Al suprimir su uso, o al darle una connotación negativa cuando son usados, por ejemplo, al hablar de la familia como una institución represiva, se ‘redefinen’ los términos en el debate público”, y, por consiguiente, en su uso y aplicación en la vida diaria.

 

 

 Jacinto Buendía

———-

Comentarios al autor: (buendia@lasenda.info)

Facebook Comments Box

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *