Algunos teóricos suelen reducir el concepto de comunicación a un fenómeno de transmisión de información; sin embargo, pensadores como Karl Jaspers sugieren que el mero hecho de transmitir mensajes no puede considerarse comunicación.
En el mundo actual, donde dialogamos en el día a día con muchas personas a la vez por medio de tecnologías cada vez más sofisticadas, y donde los flujos de información y de contacto interactivos son masivos, es dudoso que realmente nos estemos comunicando.
¿Realmente dialogamos con el otro? Con la tecnología, la comunicación directa “cara a cara” también se ha transformado, porque utilizamos en la conversación ideas y opiniones absorbidas de Internet, las redes sociales, la televisión y los medios electrónicos en general.
Concepto de comunicación en Jaspers
Para Jaspers “la comunicación es el modo como se revela la verdad en el tiempo. Al comunicarnos con nuestros semejantes ocurren intercambios de ideas y de opiniones; si este intercambio es profundo, si va más allá, entonces vamos en camino hacia la verdad, porque no solo estamos encaminándonos hacia ella individualmente, sino que también estamos contribuyendo a la existencia del otro y a que el otro conozca la verdad”.
Para Jaspers, la verdad es comunicación, entendida no como la mera transmisión de contenidos, sino como la realización de la propia existencia y la realización existencial de los otros. No se trata solo de “transmisión” de ideas o de información expresadas en un lenguaje concreto; comunicarse da cuenta de que existimos como individuos y que los demás están en este mundo también para realizase.
Cuatro etapas del proceso existencial-comunicativo
El momento empírico
Es el más conocido porque no existe conciencia de sí. Todos dialogamos y pensamos en función de las ideas y creencias del grupo. La individualidad no importa. Puede decirse que este momento es una forma de escape bajo la convivencia con el otro. Yo pienso y creo como todo los demás. En ese contexto cada quien tiene un papel que desempeñar y no hay una conciencia auténtica.
Conciencia de sí
Aunque nos damos cuenta de que se existe en el mundo como individuo y que no se está solo, nos percatamos también de que compartimos las mismas situaciones límite como la muerte, el sufrimiento, la culpa y la lucha. Pero aunque las compartimos, los demás tienen experiencias existenciales diferentes.
Comunicación por ideas
El hombre convive en la intimidad y se da cuenta que no es solo razón, afirma Jaspers; es algo más. Esto es, aunque sin la razón no se pueda existir, la razón no soy yo. Se puede afirmar la existencia de “los sentimientos unánimes, de los sacrificios unánimes por la misma causa que ponen el alma en comunicación y en comunión”.
La apertura del otro
La individualidad es algo previamente requerido. Y que logra su plenitud en el proceso de comunicación. Esta comunicación existencial se realiza a un nivel muy profundo, allí donde las raíces de cada uno y de todos los seres se abren y se confunden. El yo propiamente dicho en su esencia más íntima, se crea, se hace verdaderamente en la comunicación.
La comunicación surge en lo más hondo de nuestro ser, cuando tenemos un acercamiento auténtico, quizás haya confusión a la hora de la apertura pero eso ayuda al proceso de creación para confrontarme con el otro.
La comunicación, proceso creativo
Soy el creador del otro y, a su vez, él es mi creador. Entrego mi ser al otro y recibo su ser.
Las bases de la comunicación no solo requieren claridad del lenguaje y buenos argumentos. Exige, además, una reflexión sobre la existencia propia y la del otro. Estamos parados ante un mundo de diálogo, donde nuestra comprensión y enriquecimiento pueden ser individuales y colectivos. Entonces, ¿por qué quedarse en la parte empírica y trivial del proceso comunicativo? ¿Por qué no ir más allá de las posibilidades en nuestra lucha con las situaciones límite, que a su vez forman parte de nuestra efímera existencia? Las supersticiones de la ciencia y algunos teóricos del lenguaje ignoran la faceta existencial de la comunicación; la hacen a un lado por considerar que está llena de ambigüedades, de “sinsentidos” y que solo podrían llegar a ser, a lo sumo, mera “autobiografía”. Han obstaculizado la comunión del hombre con su propia autonomía y con los demás existentes para garantizar una comunicación trascendental. Jaspers parece tener razón: en un mundo mediático, con tecnologías informáticas maravillosas, hay poca comunicación entre los seres humanos.
Tania Jiménez Arellano